EL GOCE DEL DOLOR
Basta una pequeña etiqueta de causa justa, para que la lujuria del sufrimiento se transforme de pecado en virtud. Que tal si descubriéramos que la santa flagelada encontraba goce en los latigazos o que el ego Ghandi engordaba con el ayuno, o que a Jesús le tocó inventar una muerte dramática para que le paren bola, o que la esposa maltratada, prefiere la bofetada a la indiferencia.
Quizá es el goce del dolor, con forma de concepto redentor, el que justifica el auto sabotaje al placer que tenemos al alcance de la mano. La queja, la autocompasión, lo socialmente aceptable, la máxima de que; todo lo que vale la pena cuesta, nos abren la imaginación para encontrar las más variadas excusas para evitar ser felices y seguir siendo miembros vitalicios de la cofradía del dolor.
Rosa Mística (Cuento)
El sol no acaba de ocultarse. Hileras luminosas serpentean, por los estrechos caminitos de San Isidro. Docenas de mujeres con cirios encendidos vienen de todas direcciones. Llegan presurosas como todos los viernes al rezo de la letanía. Algunas vienen de recintos muy lejanos hasta la casa de la santita. La fama de sus prodigios se ha extendido a los poblados vecinos. Cada viernes la multitud crece.
Hace calor, las devotas, con mantillas en la cabeza y vestiditos ligeros, se congregan alrededor de la casita de la colina, donde vive la joven huérfana, dedicada a la contemplación y penitencia. Se dice que jamás un hombre la ha visto siquiera, porque su pureza, está consagrada desde el nacimiento.
El grupo espera en silencio la señal. Desde el piso alto de la casa, se escucha el primer azote, seguido de una breve queja. Es hora de empezar. Una tía de la muchacha dirige el ritual.
- Sancta María.
- Ora pro nobis- responde el coro en voz muy alta
- Sancta Dei Génetrix.
- Ora pro nobis
La adolescente sola en su cuarto, látigo en mano, con la luz encendida y las ventanas bien abiertas, es visible para toda la concurrencia. Cuelga de su cuello un crucifijo como único vestido. Percibe el rumor de la oración sin palabras inteligibles, es solo un monótono mantra que se eleva y esparce por el valle.
- Sancta Virgo vírginum.
- Ora pro nobis
Los azotes van lastimando su espalda, el dolor es el camino al éxtasis místico y la autoflagelación su instrumento.
- Mater Christi.
- Ora pro nobis
La sangre brota, un fino sudor moja su frente. Las mujeres aceleran el ritmo de la plegaria.
- Mater invioláta
- Ora pro nobis
- Rosa mystica
- Ora por nobis
La respiración se agita, los corazones se salen. La santa ya no escucha, la multitud no se detiene.
- Mater puríssima.
- Ora pro nobis
Van las manos al pecho, a todo el cuerpo. Les late el alma, les late el vientre.
- Mater castíssima.
- Ora pro nobis
El momento viene, no puede esperar. Las congregadas dejan de rezar, les falta el aire.
Una luz cegadora ilumina el valle y desaparece en un segundo. La virgen cae vencida sobre el catre, suspira relajada, mientras, un suave olor a rosas, desciende sobre la multitud.
Samuel Riel
lunes, 24 de marzo de 2008
sobremesa
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viernes, 7 de marzo de 2008
Me muero, qué dirán
Confieso que, desde mediados del año anterior, casi nunca veo los noticieros nacionales, casi no leo diarios y casi no escucho noticias en la radio, salvo algunas entrevistas en la Luna y Visión, no por desinterés sino por mera bronca. Me colmó el sesgo informativo del que, ingenuamente, pensaba que estaban menos contagiados los medios ecuatorianos. Sesgo que explotó desde la campaña electoral en contra de Rafael Correa y que sigue durante su gobierno.
Ahora, tras algunas manos a la cabeza, varios episodios de indignación y dos que tres malas sangres, empiezo a sospechar que lo que marca el discurso de muchos periodistas, independientemente de la orientación que les dictan sus patrones, es la ingenuidad, real o fingida. Por ejemplo cuando se toman seriamente los berrinches y acusaciones de Nebot, Alvarito, Lucio y demás, o cuando le dan el carácter de palabra santa a los editoriales e informaciones de la CNN, el Miami Herald o El País de España, burdos bastiones de la derecha multinacional que se visten de defensores de la democracia (concepto demasiado amplio y discutible) y se adueñan de otros conceptos borrosos como libertad, independencia, veracidad, imparcialidad y objetividad.
Por eso no me sorprende la “ingenuidad” de nuestros criollos periodistas al creerse todo lo que leen en internet (desde el mencionado El País hasta las mediocres notas de Yahoo! Telemundo, que desvían la atención de la última masacre del gobierno colombiano en nuestra amazonía a la crónica de un berrinche de Ecuador y Venezuela), y escandalizarse por la supuesta mala imagen del Ecuador en los “importantes medios internacionales”. Los pobres se lamentan, se arrancan los pelos, hacen pucheros y patalean por la mala cara que dizque nos hacen, se pasan “seco y volteado” la versión del gobierno colombiano— a través de Caracol Noticias— de las supuesta vinculación de Larrea (alias Juan) y Correa ¿alias Pérez? con las FARC, sin aceptar más prueba que unos documentos que los puede haber escrito cualquier milico en el viaje desde nuestra selva hasta Bogotá, y eso en caso de que la computadora de Raúl Reyes efectivamente sobreviviera al bombardeo (En el colmo de la ingenuidad Martín Pallares, entrevistado por Diego Oquendo, hasta alaba la buena relación del ejército colombiano con la prensa al punto de que, a pocas horas de la masacre, ya tienen en sus manos los documentos acusadores), y parecen estar convencidos de que Álvaro Uribe es un caballero solo porque usa terno, corbata y banda presidencial.
Por eso no queda más que reírse cuando, profundamente preocupados, se preguntan por qué Correa no conversa con Uribe, por qué le tacha de embustero, por qué, por último, está tan cabreado. Bueno, ¿ustedes conversarían, negociarían o confiarían en alguien que pasa de una versión a otra, de una posición a otra en cuestión de segundos? ¿Alguien que les miente descaradamente y, si no le creen, les saca acusaciones para distraer la atención?
Creerle de nuevo a semejante sujeto, ¿no sería un poco ingenuo?
martes, 4 de marzo de 2008
La hora de los traidores
- Existió un campamento clandestino de las FARC del lado ecuatoriano de la frontera
- El ministro ecuatoriano Gustavo Larrea tuvo contacto con las FARC como parte de las negociaciones para la liberación humanitaria unilateral de rehenes colombianos, con conocimiento y aprobación de Álvaro Uribe.
- El ejercito colombiano ingresó aproximadamente 10 kilómetros dentro del territorio ecuatoriano sin aviso ni autorización.
- El Ejército Colombiano por órdenes de Álvaro Uribe, bombardeó durante la madrugada dicho campamento de las FARC en tierras ecuatorianas con helicópteros colombianos desde el sur de la frontera.
- Infantería colombiana ingresó y se llevó dos cadáveres dejando otros tantos y tres mujeres heridas en el campo bombardeado.
- El Presidente colombiano Álvaro Uribe llamó por teléfono al Presidente Ecuatoriano y le dice (miente) que el enfrentamiento surge producto de una persecución que empezó en Colombia y terminó en territorio ecuatoriano. También afirma que los helicópteros nunca cruzaron la frontera.
- Más tarde el Uribe en medios de su país agradece al ejercito, policía y autoridades ecuatorianas por su colaboración y comprensión con el operativo (miente otra vez).
- Luego un vocero colombiano pide excusas al Ecuador por el ataque y admite que el operativo estaba planeado con anterioridad y que los helicópteros efectivamente si ingresaron a territorio ecuatoriano sin previo aviso ni autorización.
- Una vez más otro vocero colombiano cambia la versión y frente al reclamo de Ecuador, afirma que el gobierno ecuatoriano y venezolano tenían contactos con las FARC insinuando que colaboraban juntos.
- La mayoría de países latinoamericanos condenan la violación de las fronteras por parte del ejército colombiano.
- Un bombardeo en territorio extranjero viola tratados internacionales y puede ser considerado una provocación de guerra.
- Tanto los guerrilleros de las FARC como los miembros del ejercito colombiano que ingresaron ilegalmente a territorio ecuatoriano incurren en delitos que violan la ley ecuatoriana y el derecho internacional.
El problema
De hecho existen dos problemas que se quieren mezclar mañosamente, el primero, es el complejo conflicto armado que existe en Colombia, el mismo que no ha podido ser resuelto durante casi 50 años y que cuenta con diferentes actores y circunstancias que merecen un análisis más profundo que el simple rechazo lírico a la violencia y al narcotráfico.
Otro problema muy diferente es la de que existan infiltraciones armadas ilegales en nuestro territorio, tanto las FARC como el ejercito colombiano han incurrido en esta violación a nuestra soberanía, pero allí no termina todo, el ejercito colombiano, traslada su guerra a nuestro país y masacra por sorpresa y en la noche a un grupo de guerrilleros con una fuerza militar implacable y desproporcionada. La acción se realiza con semanas de planificación y aún así el gobierno y ejercito colombianos no son capaces de pedir permiso ni ayuda a las fuerzas locales ecuatorianas.
De hecho existen dos problemas que se quieren mezclar mañosamente, el primero, es el complejo conflicto armado que existe en Colombia, el mismo que no ha podido ser resuelto durante casi 50 años y que cuenta con diferentes actores y circunstancias que merecen un análisis más profundo que el simple rechazo lírico a la violencia y al narcotráfico.
De cualquier manera, por principios de respeto a la autodeterminación de los pueblos debemos aceptar que es un conflicto colombiano y por lo tanto solo puede ser resuelto por los colombianos. Ecuador no puede ni debe intervenir en un conflicto que no le pertenece, hacerlo, no solo sería irrespetar el proceso colombiano sino que generaría a nuestro país grandes esfuerzos económicos y militares con el riesgo de importar el ambiente de violencia e inestabilidad que vive el vecino país del norte, es decir, secuestros y bombazos en ciudades ecuatorianas. En otras palabras, no estamos en guerra con las FARC y por lo tanto ellos tampoco están en guerra con nosotros. Como Ecuatorianos de larga vocación pacifista, rechazamos todos los hechos de violencia vengan de donde vengan y apoyamos el proceso de paz en Colombia pero nos negamos a vivir su guerra.
Otro problema muy diferente es la de que existan infiltraciones armadas ilegales en nuestro territorio, tanto las FARC como el ejercito colombiano han incurrido en esta violación a nuestra soberanía, pero allí no termina todo, el ejercito colombiano, traslada su guerra a nuestro país y masacra por sorpresa y en la noche a un grupo de guerrilleros con una fuerza militar implacable y desproporcionada. La acción se realiza con semanas de planificación y aún así el gobierno y ejercito colombianos no son capaces de pedir permiso ni ayuda a las fuerzas locales ecuatorianas.
Dentro del territorio colombiano el ejercito de ese país tiene atribuciones concedidas por su propia ley, pero dentro del nuestro deben acogerse a nuestras leyes, donde para cruzar la frontera es necesario hacerlo por los canales regulares, de igual manera el portar armas necesita su respectiva licencia y finalmente ya que en nuestro territorio no existe ni la pena de muerte ni estamos en estado de guerra lo que se ha cometido aquí bajo nuestras leyes debería juzgarse como asesinato. El ejercito Colombiano ha sido usado por su presidente (autor intelectual) para asesinar salvajemente en suelo ecuatoriano.
Son dos problemas diferentes y aunque están conectados no pueden ser mezclados, a Colombia le corresponde solucionar su conflicto y a Ecuador no permitir que se den actos de violencia ni violaciones a su soberanía. La situación de Colombia no justifica de ninguna manera la violación de los derechos y la paz del Ecuador.
A los ecuatorianos nos corresponde la defensa de nuestros propios derechos y causas, en esto, no importa si compartes o no la tendencia del gobierno actual, porque es cuestión de defender la soberanía nacional del país en que vivimos y al que queremos. El hecho es que suelo ecuatoriano ha sido atacado militarmente por un ejército extranjero, violaron nuestro espacio terrestre y aéreo, nuestras leyes y soberanía y no solo no nos pidieron autorización sino que nos mintieron descaradamente sobre los detalles de la operación y finalmente, como si algo pudiera justificar tamaña agresión, por el hecho de participar en las negociaciones humanitarias de liberación de secuestrados colombianos, se nos acusa de colaborar con las FARC.
Para la mayoría de ecuatorianos es claro que debemos reclamar enérgicamente por nuestra causa y unirnos con la misma fuerza con la que enfrentamos en el pasado el conflicto bélico con el Perú. Pero justamente cuando el Ecuador necesita estar unido ante tal agresión, algunos oscuros “personajes” ecuatorianos lejos de apoyar el justo reclamo ecuatoriano, justifican la acción de violatoria de nuestra soberanía por parte del gobierno de Uribe y critican la respuesta de nuestro presidente. Así hemos escuchado vergonzosas declaraciones del ex vicepresidente Blasco Peñaherrera, del ex canciller Edgar Terán o del asambleísta Rhon solo para mencionar algunos que alineados con los agresores no merecen sino el título de traidores.
Bien dicen que a los amigos se les reconoce en las crisis, en ésta, ha quedado claro quienes son amigos del ecuador y quienes son amigos de otros intereses.
Son dos problemas diferentes y aunque están conectados no pueden ser mezclados, a Colombia le corresponde solucionar su conflicto y a Ecuador no permitir que se den actos de violencia ni violaciones a su soberanía. La situación de Colombia no justifica de ninguna manera la violación de los derechos y la paz del Ecuador.
A los ecuatorianos nos corresponde la defensa de nuestros propios derechos y causas, en esto, no importa si compartes o no la tendencia del gobierno actual, porque es cuestión de defender la soberanía nacional del país en que vivimos y al que queremos. El hecho es que suelo ecuatoriano ha sido atacado militarmente por un ejército extranjero, violaron nuestro espacio terrestre y aéreo, nuestras leyes y soberanía y no solo no nos pidieron autorización sino que nos mintieron descaradamente sobre los detalles de la operación y finalmente, como si algo pudiera justificar tamaña agresión, por el hecho de participar en las negociaciones humanitarias de liberación de secuestrados colombianos, se nos acusa de colaborar con las FARC.
Para la mayoría de ecuatorianos es claro que debemos reclamar enérgicamente por nuestra causa y unirnos con la misma fuerza con la que enfrentamos en el pasado el conflicto bélico con el Perú. Pero justamente cuando el Ecuador necesita estar unido ante tal agresión, algunos oscuros “personajes” ecuatorianos lejos de apoyar el justo reclamo ecuatoriano, justifican la acción de violatoria de nuestra soberanía por parte del gobierno de Uribe y critican la respuesta de nuestro presidente. Así hemos escuchado vergonzosas declaraciones del ex vicepresidente Blasco Peñaherrera, del ex canciller Edgar Terán o del asambleísta Rhon solo para mencionar algunos que alineados con los agresores no merecen sino el título de traidores.
Bien dicen que a los amigos se les reconoce en las crisis, en ésta, ha quedado claro quienes son amigos del ecuador y quienes son amigos de otros intereses.
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