martes, 4 de marzo de 2008

La hora de los traidores



Los hechos

- Existió un campamento clandestino de las FARC del lado ecuatoriano de la frontera
- El ministro ecuatoriano Gustavo Larrea tuvo contacto con las FARC como parte de las negociaciones para la liberación humanitaria unilateral de rehenes colombianos, con conocimiento y aprobación de Álvaro Uribe.
- El ejercito colombiano ingresó aproximadamente 10 kilómetros dentro del territorio ecuatoriano sin aviso ni autorización.
- El Ejército Colombiano por órdenes de Álvaro Uribe, bombardeó durante la madrugada dicho campamento de las FARC en tierras ecuatorianas con helicópteros colombianos desde el sur de la frontera.
- Infantería colombiana ingresó y se llevó dos cadáveres dejando otros tantos y tres mujeres heridas en el campo bombardeado.
- El Presidente colombiano Álvaro Uribe llamó por teléfono al Presidente Ecuatoriano y le dice (miente) que el enfrentamiento surge producto de una persecución que empezó en Colombia y terminó en territorio ecuatoriano. También afirma que los helicópteros nunca cruzaron la frontera.
- Más tarde el Uribe en medios de su país agradece al ejercito, policía y autoridades ecuatorianas por su colaboración y comprensión con el operativo (miente otra vez).
- Luego un vocero colombiano pide excusas al Ecuador por el ataque y admite que el operativo estaba planeado con anterioridad y que los helicópteros efectivamente si ingresaron a territorio ecuatoriano sin previo aviso ni autorización.
- Una vez más otro vocero colombiano cambia la versión y frente al reclamo de Ecuador, afirma que el gobierno ecuatoriano y venezolano tenían contactos con las FARC insinuando que colaboraban juntos.
- La mayoría de países latinoamericanos condenan la violación de las fronteras por parte del ejército colombiano.
- Un bombardeo en territorio extranjero viola tratados internacionales y puede ser considerado una provocación de guerra.
- Tanto los guerrilleros de las FARC como los miembros del ejercito colombiano que ingresaron ilegalmente a territorio ecuatoriano incurren en delitos que violan la ley ecuatoriana y el derecho internacional.

El problema

De hecho existen dos problemas que se quieren mezclar mañosamente, el primero, es el complejo conflicto armado que existe en Colombia, el mismo que no ha podido ser resuelto durante casi 50 años y que cuenta con diferentes actores y circunstancias que merecen un análisis más profundo que el simple rechazo lírico a la violencia y al narcotráfico. 

De cualquier manera, por principios de respeto a la autodeterminación de los pueblos  debemos aceptar que es un conflicto colombiano y por lo tanto solo puede ser resuelto por los colombianos. Ecuador no puede ni debe intervenir en un conflicto que no le pertenece, hacerlo, no solo sería irrespetar el proceso colombiano sino que generaría a nuestro país grandes esfuerzos económicos y militares con el riesgo de importar el ambiente de violencia e inestabilidad que vive el vecino país del norte, es decir, secuestros y bombazos en ciudades ecuatorianas. En otras palabras, no estamos en guerra con las FARC y por lo tanto ellos tampoco están en guerra con nosotros. Como Ecuatorianos de larga vocación pacifista, rechazamos todos los hechos de violencia vengan de donde vengan y apoyamos el proceso de paz en Colombia pero nos negamos a vivir su guerra.

Otro problema muy diferente es la de que existan infiltraciones armadas ilegales en nuestro territorio, tanto las FARC como el ejercito colombiano han incurrido en esta violación a nuestra soberanía, pero allí no termina todo, el ejercito colombiano, traslada su guerra a nuestro país y masacra por sorpresa y en la noche a un grupo de guerrilleros con una fuerza militar implacable y desproporcionada. La acción se realiza con semanas de planificación y aún así el gobierno y ejercito colombianos no son capaces de pedir permiso ni ayuda a las fuerzas locales ecuatorianas. 

Dentro del territorio colombiano el ejercito de ese país tiene atribuciones concedidas por su propia ley, pero dentro del nuestro deben acogerse a nuestras leyes, donde para cruzar la frontera es necesario hacerlo por los canales regulares, de igual manera el portar armas necesita su respectiva licencia y finalmente ya que en nuestro territorio no existe ni la pena de muerte ni estamos en estado de guerra lo que se ha cometido aquí bajo nuestras leyes debería juzgarse como asesinato. El ejercito Colombiano ha sido usado por su presidente (autor intelectual) para asesinar salvajemente en suelo ecuatoriano.

Son dos problemas diferentes y aunque están conectados no pueden ser mezclados, a Colombia le corresponde solucionar su conflicto y a Ecuador no permitir que se den actos de violencia ni violaciones a su soberanía. La situación de Colombia no justifica de ninguna manera la violación de los derechos y la paz del Ecuador.

A los ecuatorianos nos corresponde la defensa de nuestros propios derechos y causas, en esto, no importa si compartes o no la tendencia del gobierno actual, porque es cuestión de defender la soberanía nacional del país en que vivimos y al que queremos. El hecho es que suelo ecuatoriano ha sido atacado militarmente por un ejército extranjero, violaron nuestro espacio terrestre y aéreo, nuestras leyes y soberanía y no solo no nos pidieron autorización sino que nos mintieron descaradamente sobre los detalles de la operación y finalmente, como si algo pudiera justificar tamaña agresión, por el hecho de participar en las negociaciones humanitarias de liberación de secuestrados colombianos, se nos acusa de colaborar con las FARC. 

Para la mayoría de ecuatorianos es claro que debemos reclamar enérgicamente por nuestra causa y unirnos con la misma fuerza con la que enfrentamos en el pasado el conflicto bélico con el Perú. Pero justamente cuando el Ecuador necesita estar unido ante tal agresión, algunos oscuros “personajes” ecuatorianos lejos de apoyar el justo reclamo ecuatoriano, justifican la acción de violatoria de nuestra soberanía por parte del gobierno de Uribe y critican la respuesta de nuestro presidente. Así hemos escuchado vergonzosas declaraciones del ex vicepresidente Blasco Peñaherrera, del ex canciller Edgar Terán o del asambleísta Rhon solo para mencionar algunos que alineados con los agresores no merecen sino el título de traidores.

Bien dicen que a los amigos se les reconoce en las crisis, en ésta, ha quedado claro quienes son amigos del ecuador y quienes son amigos de otros intereses.

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