lunes, 9 de junio de 2008

siempre habrá vasos vacíos



Estos días entre mis amigos han circulado unas amargas cadenas de e-mails sobre la gestión de gobierno. Bien la discusión y sobretodo la catarsis de poder decir lo que pensamos y sentimos, pero a la hora de las cuentas claras y el chocolate espeso es mejor poner las cosas en su sitio.

No puedo creer que creciditos como estamos, caigamos en las falacias mediáticas de lo que hace o no la Asamblea. Basta con encender la tele o abrir un periódico para notar que la prensa no informa sino desinforma, eleva el chisme a categoría de noticia y lucra del raiting que trae consigo el escándalo. En todos los meses que han "cubierto" el trabajo de la asamblea le han dado amplios espacios a la espectacularidad de temas que nunca se propusieron en los articulados, ahí estaban semanas dedicadas al placer sexual bajo el supuesto gratuito y lucrativo de que se quería incluir como derecho en la constitución, igual pasó con lo del escudo, a los periodistas no les importó escuchar repetidamente de boca de Tania Hermida o de Alberto Acosta que nunca se propuso el cambio del escudo, muy lejos de aclarar el mal entendido organizaron foros de crítica contra la idea del supuesto articulado en ciernes y hasta presentaron bocetos de un nuevo símbolo patrio. Así, nos hemos enterado de que la "Asamblea es otro congreso", de la "socialización de la propiedad privada" y otras bolas rodadas con sospechosa coordinación por todos los medios, en cambio no han informado nada o casi nada de los 57 artículos ya aprobados a pesar de que, a diferencia de la constitución a puerta cerrada del 98, la actual ha abierto todos los canales posibles para la transparencia.

Leo los correos y me asusto viendo que en algunos casos son esos chismes los argumentos de la bronca, en otros, es la bronca por la bronca misma, o sea la simple necesidad de quejarse de frustraciones antiguas e indeterminadas que no tienen mucho que ver con el objeto sobre la cual se descarga, la tendencia a sentir que todo está mal y va para peor, entonces para justificarla o pretextarla se hacen asociaciones gratuitas como que si Correa es gritón ergo es un dictador, que si no compone todo a la medida del pensamiento de cada quien es antidemocrático, y de pronto se encuentran repitiendo esos rumores ridículos.

He llegado a un punto en que me da pereza estar peleando contra un sentimiento más que ante argumentos, de alguna manera, se está volviendo una guerra de puntos de vista, no de ideologías o proyectos. Muchos están pendientes de los errores que por supuesto existen y seguirán apareciendo, la mayoría de ellos de forma, que si el presidente dijo gordita horrorosa, bestias salvajes, que infantilismos de izquierda... Pero no cotejan estas metidas de pata con los aciertos que también existen. Según esos ojos, acá parece que todo está mal, el vaso siempre está medio vacío.

Yo por mi parte, veo muchos avances que no he visto en años, iniciativas que ningún gobierno antes ha tenido. Por primera vez veo que hay muestras de querer construir un Estado real para todos y no solo para quien pueda pagarlo. La mayoría de avances no los siento yo en mi día a día porque no están destinados directamente a mi ni a mis queridos amigos clasemedieros, sino a los que históricamente no han gozado algunas oportunidades que nosotros si. Ante esto, las voces del vaso medio vacío dicen que no hay que subsidiar a los pobres, que no a los bonos, que no hay que regalarle el pescado sino enseñarles a pescar, pero eso si, piden, exigen, que el estado garantice a la empresa privada sus ganancias, que provea un ambiente atractivo para la inversión extranjera, en otras palabras gobernar para los que más tienen, para variar.

Antes de que se me mal entienda, aclaro que nadie está hablando de ese mito de que la izquierda se opone a la empresa privada, nada que ver. En efecto, la izquierda moderna tiene claro que hay que estimular el progreso de la empresa privada ya que ésta genera la riqueza y el empleo que el país necesita, pero hay que decirlo, la empresa privada no hará carreteras a menos que estén concesionadas, ni escuelas que no sean privadas, ni hospitales que no te cuesten un ojo de la cara, en fin, ese es papel del estado y ya es hora que todos asumamos nuestra responsabilidad como parte de el, incluido el sector empresiarial.

Por supuesto que el estado es mucho más que obra pública o servicios sociales, también está la normativa de las relaciones entre sus integrantes, donde garantizar las mismas oportunidades para todos pasa por organizar un sistema solidario y eso a algunos les viene como patada al hígado, quieren un mejor país pero no quieren pagar impuestos, quieren que no exista delincuencia pero les vale un comino la desigualdad económica y social que la provoca. Líricamente decimos que nos interesamos por el bien de todos pero indirectamente dejamos que se impongan las reglas de juego que marginan y condenan al que menos tiene gracias a que solo nos preocupamos de nosotros mismos, de nuestra empresa, de nuestro trabajo, de nuestro derecho a ganar más, vivir mejor y no ser molestados.

A veces pareciera que de ecuatorianos solo tenemos la cédula y la camiseta amarilla, pues rara vez actuamos como grupo, no pensamos en que la mayoría de los ecuatorianos son pobres, no tienen opción de hacer una carrera universitaria y ser competitivos, no disponen de servicios de salud, vivienda o empleo. No pensamos en eso cuando nos quejamos, queremos que los beneficios vengan primero a nosotros, al diablo la úrea subsidiada y barata si yo no siembro ni una planta de perejil...

No digo con esto que Correa sea perfecto, tiene mucho que corregir, pero tampoco podemos invalidar que este gobierno hace la mayor inversión social desde que tengo memoria y solo eso, para mi, hace que valga la pena. Aparte, he visto (en el canal público, por si no lo sabían) el trabajo de la Asamblea y francamente estoy muy orgulloso del el enfoque de avanzada que esta logrando el proyecto de constitución, estoy feliz con los derechos de la naturaleza, con que la banca sea un servicio público, con la nacionalización de los recursos naturales, la protección de nuestro patrimonio natural y genético, con el concepto de soberanía... etc. Quien diga que esta Asamblea se parece al antiguo congreso se ve que ya olvidó como era antes.

Estoy de acuerdo en que hay que discutir algunas de las acciones dudosas de este gobierno, pero también discutamos las acciones dudosas de otros actores importantes como la banca, los medios, los políticos, y porque no, sobre nosotros mismos, pues como he dicho antes, el estado somos todos y es hora de hacer algo más que quejarnos, un buen comienzo sería informarnos de lo que realmente está haciendo la asamblea y dejar de repetir y repartir rumores. Sin embargo, quien quiere ver el vaso medio vacío siempre lo seguirá viendo.

Andrés Chiliquinga

1 comentario:

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo contigo, los medios de comunicación a más de confundirnos y desinformarnos nos siembran esa sensación de incertidumbre, apatía y de pesimismo.
Creo que debemos reconocer las cambios que ya se están dando en el país, sin dejar de ser críticos y constructivos de estos nuevos procesos.
Hay un activista que dio su aporte en la Constituyente de Bolivia, se llama Boaventura De Sousa Santos, el dice que se debe cuestionar la rigurosidad de las constituciones, y que es necesario promover “la experimentación”, la búsqueda de soluciones innovadoras que se caracterice por su capacidad analítica y que “desdramaticen” los conflictos.
Me parece que como carga del positivismo, creemos y queremos la “Constitución perfecta”, “la única”, la que nos va a acompañar durante toda la vida…
Debemos informarnos bien, pero también pensar en común, no caer en la trampa de la atomización, del separatismo y debemos repensar la forma de garantizar una vida con igualdad de oportunidades reconociendo y respetando la diversidad cultural de nuestro país desde donde estemos.