miércoles, 19 de noviembre de 2008
La revancha al poder
El afiche promocional del Quitu Raymi es extraño, cándido, un chance antipático. Escrito primero en quichua y después en español, presenta de forma powerpointesca tres tortas donde se ilustra una encuesta sobre las corridas de toros. Los números son muy decidores: a la mayoría de habitantes de Quito (porque asumo que la encuesta se hizo en Quito) no le gusta las corridas de toros. Punto. Las otras dos preguntas, una sobre la asistencia a las corridas y la otra, nada disimulada, sobre si se debería prohibir la feria de toros, son de simple relleno. El afiche cierra con la original frase: “la mayoría hace el cambio”.
El mensaje no puede ser más claro, lo que me gustaría que alguien del Quitu Raymi me explique es por qué promocionan un festival que incluye teatro, danza, música, juegos populares y deportes extremos con la acusación histérica de terminar con las corridas. Por revolucionarios, indigenistas, anarquistas o alternativos que quieran parecer, es lamentable que usen las mismas estrategias de promoción que ha usado la clase política desde hace siglos: cascarle al rival. Nada menos revolucionario que insultar al opositor en vez de presentar las propias iniciativas.
Antes de que me acusen de torturador y asesino de animales o de simple pelucón, creo que debo responder primero la encuesta antes de seguir. Uno: no, no me gustan las corridas de toros ni ver sufrir a los pobres toritos, pero debo admitir que sí encuentro cierto valor estético a la lidia: el vestuario, los colores, los movimientos del capote, los giros de la capa, etc. Nos guste o no, es una manifestación cultural tanto como la costumbre, casi desaparecida espero, de cazar cóndores para hacer collares y silbatos con sus huesos, como vi alguna vez en un documental sobre una fiesta indígena hace algunos años. ¿Eso no es un sacrificio innecesario acaso? Dos: no, tampoco asisto a las corridas desde hace al menos 20 años. Fui a algunas en mi niñez, cuando la Feria de Quito todavía era una novelería accesible a la clase media y los alrededores de la plaza no eran una cantina al aire libre. Y tres: no, no creo que se deban prohibir las corridas de toros sólo porque a los del Quitu Raymi no les gustan.
A mi tampoco me gusta la danza, por ejemplo, me parece ñoña, soporífera y pretenciosa. Como la poesía, comprensible solo para sus autores, unos pocos iniciados y los snobs que quieren creer que la entienden. Si me preguntan también deberían prohibirla y si hago una encuesta similar seguro que mis números serán más grandes que los de ellos, lo que podría llevarme a la errada conclusión de que tengo derecho a iniciar una campaña para prohibir la danza y borrarla de la lista de las artes. ¿Qué tal?
Si vamos por esas, también podríamos hacer una encuesta a ver a cuántos habitantes de Quito les gusta el hip hop, el ska, el punk, el trash o la música gótica. Una encuesta, como bien deberían saber los amigos quituraymis, no significa mucho. Si la idea es hacer un festival que haga contrapeso a la absurda noción de que las fiestas de Quito son solo toros y reinitas y sombreros y vinos, deberían concentrarse en promocionar todo lo bueno que ofrece su festival, que espero sea mucho, y no tomando como punto de partida la revancha descalificadora y la dependencia de lo que haga o diga el otro. Lo realmente malo en la Feria de Quito actualmente es su elitización y la legitimación que tiene ese único aspecto de la fiesta por parte de los medios, cuando deberían ceder el mismo espacio a otras manifestaciones como el mismo Quitu Raymi.
Que a mí me disguste tal o cual costumbre me da el derecho a no asistir, simplemente. El beneficio común o el rescate de identidades tienen líneas borrosas que cualquiera puede mover a su antojo; de ahí que sean tan mentirosas las posiciones radicales al respecto y que sea tan difícil aceptar, para unos y otros, que esta ciudad no es española ni indígena: es mestiza, con todas las contradicciones, los colores y sabores que esto implica. El hornado con cerveza es el mejor ejemplo que me viene a la mente.
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viernes, 19 de septiembre de 2008
Fans del NO preguntan
En vista de los poderosos argumentos presentados por los simpatizantes y promotores del No y del voto nulo, contestamos algunas interrogantes recibidas a fin de orientar mejor su nulidad.
¿Es cierto que al tocar la canción “Patria Tierra Sagrada” al revés se oyen mensajes satánicos?
Falso. Primero, porque este tema no fue compuesto por los Beatles ni por Led Zeppelin y segundo, porque cada canción dedicada al suelo nacional es auditada y revisada, al revés y al derecho, por el Ministerio de Defensa y por la Curia. Últimamente recibimos informes de que un tal Jaime Costales anda diciendo que Correa nos tiene hipnotizados, por lo que estamos esperando una copia de la canción en acetato para hacer las pruebas correspondientes tal como manda el canon y proporcionar una respuesta más completa.
Si tengo un vehículo con doble tracción, ¿el gobierno me va a quitar una de ellas?
Absolutamente no. Sería más barato confiscarle su vehículo y cambiárselo por un coqueto Honda modelo 85, pero la nueva constitución prohíbe las confiscaciones. Circula el rumor de que Lucio trató de remover la palanca en uno de sus Hummers para demostrar que se podía pero, al no saber cuánto eran 4 x 4, desistió del intento.
Recibimos una pregunta similar, en la que se nos consultaba cómo hará el gobierno para repartir la doble cabina de las camionetas. Para ésta y otras dudas similares, favor consultar el manual de su carro o llamar a su concesionario.
¿Se puede considerar a las mozas como un tipo de familia?
Si le saca cuarto aparte y al visitarla se siente usted como en el hogar, ¿por qué no? Tratamos de contactar a un experto en la materia pero lamentablemente Carlos Vera declinó hacer cualquier tipo de comentarios. Adujo que no se sentía a la altura.
¿Es verdad que los uniformes de las escuelas públicas consistirán en un traje verde oliva y boina militar como Fidel Castro?
No es correcto. Creemos que pudo ser una iniciativa de Eduardo Delgado pero se rechazó la idea ante el impedimento de entregar una dotación de habanos con cada uniforme y la imposibilidad de hacer crecer la barba de los niños de educación básica. De las niñas ni hablar.
¿Son realmente Correa, Chávez y Morales la reencarnación de Los tres Chiflados?
Depende primero de si usted cree o no en la reencarnación. De ser así, se demostraría que usted tiende a creer cosas que no se han comprobado, así que la respuesta sería negativa. También depende de dónde lo oyó: en un taxi, en el Country club de la Liga, en la fila de un banco, en SU propio banco, en la iglesia, en la radio o si lo vio en internet o por la televisión. Con la posible excepción del taxi, dude de la información que le han brindado y hágase una purga en ayunas con pepas de zambo y agua de rosas. Lávese bien las orejas y compruebe que no le esté naciendo lana a lo largo de la espalda.
¿Es verdad que si leo toda la Constitución me vuelvo homosexual?
Lamentablemente para usted, no. A lo sumo se volverá un poco menos desinformado, tal vez algo menos gritón y prepotente, lo cual en algunos círculos tiende a confundirse con comportamiento gay. Si después de leer el texto constitucional siente deseos de besar a su mejor amigo, usted era homosexual desde antes pero ya empieza a salir del clóset. ¡Felicidades!
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martes, 9 de septiembre de 2008
Me dijo no te vayas
Y yo que me di modos de aprender inglés para entenderle, cuando empecé a hacerlo, supe que a menudo me llamaba perra. No me importó, pensé que era su forma de quererme, aunque ni siquiera me permitía compartir su cama. Maldito negro, prefería dormir con su guitarra. Me tomaba solo bajo la ducha, entre la bruma del agua caliente. El mismo me desataba los zapatos, me quitaba las medias y el resto de la ropa. Ponía sus discos, con el volumen muy alto, música de otros negros, de película antigua. Entre el chorro de agua y la espuma del jabón conocí a Billie Holliday cantándome tragedias, a Nina Simone susurrando evangelios, a Miles Davis narcotizado en el jazz,con su trompeta cool, a Luis Armstrong, restregándome la piel y a veces el alma.
Ingenua yo, pensando que le amaba, desviviéndome por él, procurando entender sus estúpidos libros, sirviéndole whisky, preparándole café. Volviendo a casa mas allá de la media noche, con los cabellos mojados y humo de cigarrillo pegado en la ropa.
Una vez me fulminó con la mirada por la osadía de preguntar quien era Carlos Santana delante de sus amigos. Yo no sabía que era otro de sus nombres sagrados, igual que Django Reinhardt o Keith Richards, …le asqueaba mi ignorancia, dejé de preguntar. Después de todo, no le interesaba enseñarme nada, quizá, ni hablar conmigo. La verdad es que casi no me miraba, y menos cuando empezaba a tocar; nada existía, porque cerraba los ojos y se transportaba a no se donde. Yo por mi parte, lo escuchaba, sentía un nudo en el pecho, lo ojos se me llenaban, y también me perdía Volábamos a lugares distintos pero a la misma velocidad. Sucedía lo mismo cada tarde, desde que me invitó a entrar, cuando me descubrió asomada a su ventana extasiada en sus acordes.
Dejé de frecuentar a mis amigos, de ir al cine, de leer mis libros, por andar en su casa flotando como el éter, alimentándome de sus migajas melodiosas. Yo no existía para él sino en la ducha, y él no existía para mí sin su música. Eso lo descubrí ayer, cuando lo encontré solo en la calle, sin guitarra, sin whisky, sin musas. No era nadie. Un pobre diablo famélico, feo, canoso, arrugado. Inmediatamente supe que no volvería a su casa nunca más. El también lo supo, se vio a través de mis ojos, desnudo, insignificante. Pasé de largo, sin saludar, evitando la mirada, sin embargo alcancé a oír su voz ronca que suplicaba, don´t go baby,… please don´t go.
Samuel Riel
Ingenua yo, pensando que le amaba, desviviéndome por él, procurando entender sus estúpidos libros, sirviéndole whisky, preparándole café. Volviendo a casa mas allá de la media noche, con los cabellos mojados y humo de cigarrillo pegado en la ropa.
Una vez me fulminó con la mirada por la osadía de preguntar quien era Carlos Santana delante de sus amigos. Yo no sabía que era otro de sus nombres sagrados, igual que Django Reinhardt o Keith Richards, …le asqueaba mi ignorancia, dejé de preguntar. Después de todo, no le interesaba enseñarme nada, quizá, ni hablar conmigo. La verdad es que casi no me miraba, y menos cuando empezaba a tocar; nada existía, porque cerraba los ojos y se transportaba a no se donde. Yo por mi parte, lo escuchaba, sentía un nudo en el pecho, lo ojos se me llenaban, y también me perdía Volábamos a lugares distintos pero a la misma velocidad. Sucedía lo mismo cada tarde, desde que me invitó a entrar, cuando me descubrió asomada a su ventana extasiada en sus acordes.
Dejé de frecuentar a mis amigos, de ir al cine, de leer mis libros, por andar en su casa flotando como el éter, alimentándome de sus migajas melodiosas. Yo no existía para él sino en la ducha, y él no existía para mí sin su música. Eso lo descubrí ayer, cuando lo encontré solo en la calle, sin guitarra, sin whisky, sin musas. No era nadie. Un pobre diablo famélico, feo, canoso, arrugado. Inmediatamente supe que no volvería a su casa nunca más. El también lo supo, se vio a través de mis ojos, desnudo, insignificante. Pasé de largo, sin saludar, evitando la mirada, sin embargo alcancé a oír su voz ronca que suplicaba, don´t go baby,… please don´t go.
Samuel Riel
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martes, 2 de septiembre de 2008
Un neófito de Jodorowsky
He visto por primera vez una película de Jodorowsky: “La montaña sagrada.” Tal vez fue un mal inicio, no sé. Le dejo el beneficio de la duda. La sensación, que me ha dejado, es la misma que cuando cruzo una avenida atestada de tráfico, ruido, y publicidad, o sea, algo parecido a la ansiedad. Por ahora, es todo lo que puedo decir. Sin embargo como me he propuesto escribir algún comentario, he acudido a los amigos, que, curiosamente oyen mencionar a Jodorowsky y tienen mucho que decir. Me han hablado de sus libros, de lo loco que está, de la Sicomagia, del tarot, de los símbolos y tal. Otros me han enumerado con admiración una lista de personajes célebres relacionados a sus producciones cinematográficas, así como de la supuesta genialidad de las mismas. Me pregunto entonces, ¿Qué ven ellos que yo no puedo ver? ¿Qué hay mas allá de esa probablemente deliberada estética chocante? ¿Es que debo comprar un manual para entender el cine Jodorowsky?
He consultado otras opiniones y las respuestas parecen forzar alguna interpretación de tipo estético, intelectual, místico y hasta social. Por supuesto estas apreciaciones casi me han hecho dudar de mi capacidad como espectador, a no ser por un pequeño detalle: unas pocas voces muy respetables, por cierto, han coincidido conmigo. Según mi poco fiable opinión, este señor Jodorowsky como cineasta resulta un excelente sicomago, ha creado la ilusión sico-mágica del viejo cuento “el traje del rey", que solo los inteligentes pueden ver.”
Me quedo con las ganas de leer sus libros,los consultados al respecto, lucen más honestos, realmente han despertado mi curiosidad. Seguro lo haré, sin embargo, por ahora, si de cine se trata, por favor; no me Jodorowsky.
Samuel Riel
He consultado otras opiniones y las respuestas parecen forzar alguna interpretación de tipo estético, intelectual, místico y hasta social. Por supuesto estas apreciaciones casi me han hecho dudar de mi capacidad como espectador, a no ser por un pequeño detalle: unas pocas voces muy respetables, por cierto, han coincidido conmigo. Según mi poco fiable opinión, este señor Jodorowsky como cineasta resulta un excelente sicomago, ha creado la ilusión sico-mágica del viejo cuento “el traje del rey", que solo los inteligentes pueden ver.”
Me quedo con las ganas de leer sus libros,los consultados al respecto, lucen más honestos, realmente han despertado mi curiosidad. Seguro lo haré, sin embargo, por ahora, si de cine se trata, por favor; no me Jodorowsky.
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martes, 8 de julio de 2008
Ingrid la gorda o los Magníficos en Colombia
La telenovela que le ganó en extensión y drama a Betty la Fea llegó a su fin: Ingrid Betancourt fue liberada el miércoles, entre bombos, platillos y melodrama mediático. De este lado, mientras tanto, el día oscilaba entre la esperanza y la angustia por ver cómo le iba a la Liga en el Maracaná. Afortunadamente hubo maracanazo II y todos tan felices. Ya era hora, por otro lado.
Al enterarme de la liberación sentí alegría obviamente, pero no pude dejar de esbozar una sonrisa, entre irónica y amargada, porque me sentí, una vez más, estafado. La sensación se potenció cuando escuché las primeras declaraciones de la Ingrid, agradeciendo a todo el gobierno colombiano y comparando a Uribe con Harrison Ford por poco, sugiriendo a sus compatriotas confiar en las Fuerzas Armadas, pidiendo rescatar a los demás rehenes por las buenas, pero si toca por las malas, ni modo, que tienen tremendo ejército. Al final de la noche, luego de sufrir con los penales y alegrarme sinceramente por el triunfo y felicitar de corazón a los cauchos de verdad, no a los noveleros, mi indignación creció más que la cotización de Guerrón al ver las imágenes de la ex - secuestrada y encontrarla no solo de pie, sino hasta gordita, rosada y agarrando un avión a Francia, como si en vez de seis años de cautiverio hubiera vuelto casi de un campamento vacacional.
¿No que estaba a punto de morir? ¿No que las FARC les mataban de hambre y toditos los rehenes eran una colección de parásitos y enfermedades tropicales? Tras seis años de encierro en el infierno, ¿no sería lo más lógico guardar un tiempo de reposo y recuperación antes de afrontar cualquier rueda de prensa, propagandista o no, y peor aún un vuelo trasatlántico? Bueno, sería lo lógico si la víctima estuviera tan mal como nos dijeron, tan mal como se veía en la única foto que circuló y que, descaradamente, los medios seguían circulando, tan mal como, digámoslo de una vez, todos esperaban que esté para poder sacarle más jugo a la noticia. Pero no sólo eso, la sonrisa sardónica que dibujo cada vez que escucho hablar del tema se remite también a la sospechosa coincidencia de rescatar, así de fácil, a la persona mejor vigilada de Colombia justo cuando el candidato republicano está de visita y el cowboy santandereano anda en líos de corrupción y parapolítica. Ni hablar de los guardias que cándidamente entregaron las 14 joyitas del canje a un helicóptero solo porque estaba pintado de blanco, como sólo podía pasar en Los Magníficos, o de los 3 contratistas gringos que salieron de escena antes del primer acto ¿no serían los magníficos mismo?
Debo confesar que siempre me cayó mal la Ingrid, por meterse donde le dijeron que no se meta y estarse quejando después, lo cual no significa que apoye la política brutal de secuestrar gente sino que mas bien la condeno, ya sea en la selva del Caguán, en Abu Ghraib o en Guantánamo. Pero de ahí a darle el Nobel de la Paz solo porque aguantó seis años de secuestro, me parece un despropósito. Me recuerda a Amélie Poulain tratando de reunir firmas para la canonización de Lady Di. Así como digo que me cae mal, igualmente reconozco que ha sido una mujer valiente, demasiado confiada tal vez, lo cual desencadenó su secuestro, pero una mujer que le ha hecho frente a las peleas que ha considerado justas, que no se ha quedado callada y eso, en Colombia, es digno de reconocimiento. Tal vez eso alcance para un Nobel. Si es así, bienvenida la candidatura, pero si la medida es el tiempo de cautiverio, debe haber más de un policía colombiano o un combatiente iraquí que reúna mejores condiciones.
Leo en internet que Bosé, Shakira y algún otro personajillo están pidiendo la liberación de los demás secuestrados. A Ingrid le dicen la Juana de Arco de América y ya hay planes para llevar su rescate al cine. La farandulización de este asunto refuerza mis peores sospechas. Será de ver qué hace ahora Ingrid y cómo sigue la segunda parte de su telenovela. Por lo pronto, un par de sugerencias para la producción de la película: que la dirija el patón Bauza y pongan a Mr. T en el papel de piloto del helicóptero.
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lunes, 30 de junio de 2008
Los buenos también ganan
Es un título ingenuo, lo sé, pero es que estoy feliz de que España haya ganado la Eurocopa. No soy muy futbolero, pero hace rato que no veía ganar un torneo al equipo que mejor jugó (y al que me nombre a la Liga le pateo, francamente), al equipo que más goles hizo, más remates al arco, mejor juego en conjunto, en definitiva, al más mejor que se dice.
Hace algunos años nació, en la misma Europa, la moda del juego defensivo, de quedarse teniendo la pelota en medio campo, de esperar, esperar y esperar un error del rival para, cogiéndole en falta, salir corriendo y rematar al arco, el contragolpe que se dice. Lo malo de este sistema es que estos europeos, tan metódicos ellos, empezaron a jugar así siempre y el asunto se empezó a volver aburrido. El colmo del asunto llegó, precisamente, en la pasada edición de la Euro: por primera vez quedó campeón el equipo griego, con un juego basado en esperar, en no jugar ni dejarle jugar a su adversario hasta que llegue el error, la suerte o los penales. Grecia campeón, para felicidad de su gente e indignación de todos los demás. Autogolazo merecido al statu quo futbolístico. Lo mismo con la Liga de Campeones: un Rangers-Panatinaikos era más entretenido que el cacareado Manchester-Real Madrid, claro, se tienen tanto respeto y se conocen tan bien que la mejor solución para no perder es mandarle 4 defensas encima al delantero contrario. Con eso solo ganan los vendedores de boletos, los de cerveza, los auspiciantes y los dueños de los derechos de transmisión. ¿Y el público? Pues a seguir alimentando la ilusión de haber visto buen fútbol solo por los membretes, que para eso el marketing es buenísimo, igual estamos tan acostumbrados a mamar lo que nos pongan en frente que tampoco importa tanto.
Que un equipo tan aburrido, arrogante y sucio como el de Italia sea campeón mundial solo da la pauta de lo mal que anda el fútbol, de cómo, en palabras del Rafico, la larga noche neoliberal se infiltró hasta el punto en que lo que importa en estos días es el ganar-no-importa-cómo. La lógica empresarial más caricaturesca se impone como premisa de juego, el costo-beneficio y la ramplona suma de puntos llevan a la cima del escalafón de la FIFA, solo así se explica que otro equipo aburrido, lento y pretencioso como el brasileño esté siempre en el primer lugar, cuando hay selecciones como la misma España, Holanda, Rusia o Venezuela que le ponen más corazón al asunto, brindan más espectáculo y alegría, más… más… ¿cómo es la palabreja ésta?… ¡ah, fútbol!
Por eso celebro que los españoles hayan ganado, porque no tenían miedo de jugar, de divertirse, de inventar, porque poco les importó que los italianos tengan la Copa del mundo agarrando polvo en su vitrina, que los rusos venían con toda la viada o que los alemanes les pasaban por 10 cm. en promedio y son tricampeones mundiales. Me alegro porque no sólo ganó el buen fútbol sino también la alegría, porque perdió el cálculo, porque recuperé, al menos ese día, la noción de que, en ocasiones, los buenos también ganan.
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martes, 24 de junio de 2008
Constitución para Dummies
¿Si o no? que leer y analizar la nueva constitución es misión imposible para la mayoría de los ecuatorianos, esa palabrería legal es para iniciados que pueden no solo entender lo escrito sino sus alcances cotejados con otras leyes, constituciones o con realidades económicas, políticas y sociales. La mayoría aunque tengamos el texto completo publicado en los periódicos no lo vamos a leer y comprender a cabalidad para recién entonces tomar una decisión consciente y responsable.
En este mundo especializado donde cada zapatero solo tiene el tiempo para su zapato, la tarea de estudio y debate de los articulados se delega a expertos entre políticos, juristas, sociólogos y demás que desde los medios masivos nos dan masticando la sofisticada chanfaina legal para darnos a nosotros, los no iniciados un bolo alimenticio pre digerido para dummies. Hasta ahí todo perfecto, hasta me siento en deuda con semejantes benefactores, pero ¿que tal si lo pre digerido no es lo que pretende ser?, imagínese que el papá palomo llega a alimentar a su palomito pero cuando éste abre confiado su pico recibe una piedra en vez de un nutritivo gusano.
La tan cacareada democracia presupone una participación del pueblo en su propias decisiones pero es una ilusión cuando éstas son tomadas a partir de un paisaje irreal, montado con astucia por equipos de estrategas mediáticos. El informe de Fundamedios sobre la cobertura dada por seis medios televisivos al trabajo de la Asamblea evidencia las fallas de la prensa para ayudarnos a entender la nueva constitución en construcción.
¡DE ESPANTO¡
El informe revela que aproximadamente el 50% de las notas periodísticas cubren una sola fuente, que el 70% de ellas están basadas en opiniones, que más del 50% de los periodistas directa o indirectamente en sus coberturas se identifican con una de las partes en conflicto la mayoría contra el Gobierno, que los pocos conflictos internos han recibido más atención que las leyes y artículos tratados, que los enfoques o frames más usados para contar la noticia son los de las Consecuencias (lo negativo que eventualmente podría suceder si…) o del Conflicto (muletilla sensacionalista).
Responsabilidades
Como persona común de a pie, quiero ser un ciudadano responsable y por ello trato de informarme para concurrir a las urnas con libertad y conciencia pero la verdad es que por más que me esfuerce (y lo hago) es muy difícil que de pronto me vuelva un viejo zorro constitucionalista y entienda todo por lo que voy a votar, acá toca como dicen por ahí, confiar en lo poco que se sabe, en la intuición y esperar no equivocarse. Esa es mi responsabilidad y mi límite pero al igual que la mayoría de votantes mi decisión depende de lo que se del proceso constituyente, entonces encuentro que una responsabilidad mucho más grande recae sobre quienes difunden la información y la transforman en algo más digerible para la gran población. Mucha gente cree exagerado confrontar a los medios exigiendo mayor responsabilidad en su ejercicio pero mucho más allá de su propia libertad de expresión hay que poner en claro que ellos tienen un papel crucial que cumplir en esta sociedad y es una realidad que ellos pueden pintar un SI o un No en la mente de la gente dándonos la impresión de que es una decisión propia, como cuando te da ganas de beber algo justo cuando ves una propaganda de cerveza. No se trata de subestimar las capacidades para discernir de la gente sino de enfrentar que si no se dispone de la información en cantidad y calidad necesarias de lo que pasa con la Asamblea Constituyente esta decisión no tendrá nada de libre ni consciente.
Hay dos grandes responsables de generar y difundir esa información, por un lado la misma ANC y por otro los medios de comunicación privados que mediante noticias, editoriales, entrevistas y debates nos dan insumos para que, quienes no podemos ir personalmente a Montecristi nos formemos una opinión.
La Asamblea ha empezado tímidamente con una campaña de difusión de lo trabajado, el canal público cubre las sesiones del pleno en vivo y existe una página web donde se publican los artículos aprobados, pero ECTV no cuenta con gran sintonía por lo tanto no tiene mayor impacto al igual que el sitio web. Sin embargo, la preocupación más grande está en que la mayoría de lo que se sabe de la Asamblea se obtiene de los grandes medios privados que según Fundamedios, están lejos de ser buenos proveedores de información de calidad sobre el proceso constituyente.
A poco más de un mes del Referéndum, los ecuatorianos se aprestan a votar prácticamente a tientas, basados en corazonadas o lo que es peor en pseudo noticias o rumores nada inocentes que han copado los noticieros y que luego pasan a las conversaciones de café de todo el país.
Más allá del SI o No, la pregunta es ¿Cómo podemos disponer de la información necesaria para que el referéndum sea un verdadero ejercicio democrático y no una operación de marketing?
Andrés Chiliquinga
lunes, 23 de junio de 2008
Mi camarada
La llamo mi camarada porque se las da de rojilla radical, pero no es izquierdosa ni mucho menos, yo diría más bien que es de centro. Pesada, molesta y corta notas, la vengo tolerando desde los trece, creo. Al principio se atrasaba todo el tiempo y yo, traviesa como era, me la pasaba cruzando los dedos para que llegara; afortunadamente con los años, se ha vuelto puntual, y yo mas precavida. Con ella cada mes es un borra y va de nuevo. Si estoy susceptible es porque la espero de un momento a otro, si estoy irritable es porque llegó, y si estoy feliz como castañuelas, es porque se fue. Mi camarada es rutinaria y predecible casi como yo misma. La experiencia me enseñado que las decisiones importantes no debo tomarlas en su presencia, lo más probable es que me equivoque. Si hoy escucho Luis Armstrong y mañana Juan Luis Guerra de seguro ella tiene que ver. Si alguien me cae mal repentinamente, es ella que mete cizaña. Si tengo un nudo en la garganta, si me veo gorda, si todos son unos ineptos, si me ha salido un barro en la nariz…es la susodicha.
Como mi inseparable que es, los amigos íntimos, naturalmente, la llegan a conocer, y a veces no de la mejor manera, de hecho, hay algunitos entre desprevenidos e inexpertos, que han tirado la toalla, pero hay otros, más cancheros, que no se dejan intimidar, de esos, que la tratan como a vieja amiga, y hasta le ponen sobrenombres, unos mas curiosos que otros: la suegra, la visita, la bandera roja, la hermana fea, en fin. Hubo uno muy simpático que la llamaba Noches del Oscar, porque esas noches, seguro, las dedicábamos al cine.
Según las circunstancias, puede llegar cargada y temperamental, como este último mes, que me puso, como un campo minado, lista para estallar, hasta con el roce de un pétalo, y como era previsible, cayó la primera víctima, un pobre inocente, que ha salido por los aires, volando en pedacitos. De hecho ahora mismo estoy juntando las partes, a ver si logro dejarlo como antes.
Así es mi camarada, la conozco bien; después de la tempestad, vendrá la calma, se marchará dejándome a punto de caramelo: flexible y pegajosa. Y aunque sea por pocos días, todos mis sentidos alcanzaran el nirvana, en esos días, la magia existirá, la música sonará mejor que nunca, cualquier hijo de vecino se pondrá más bueno que George Clooney, todo lo que pruebe me sabrá a gloria, y estaré, como en el otro caso, lista para estallar hasta con el roce de un pétalo.
S. Rita de San Marcos
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martes, 17 de junio de 2008
hablandito nomás
-Pasaban dos gallegos frente a un cartel que decía: "ACEROS INOXIDABLES", entonces el uno le dice al otro: ¿qué dices... nos hacemos?
-Una chica orando en la iglesia: ¡Señor... si no puedes hacerme más delgada, por favor vuelve gordas a mis amigas!.
-Una chica orando en la iglesia: ¡Señor... si no puedes hacerme más delgada, por favor vuelve gordas a mis amigas!.
lunes, 9 de junio de 2008
siempre habrá vasos vacíos
Estos días entre mis amigos han circulado unas amargas cadenas de e-mails sobre la gestión de gobierno. Bien la discusión y sobretodo la catarsis de poder decir lo que pensamos y sentimos, pero a la hora de las cuentas claras y el chocolate espeso es mejor poner las cosas en su sitio.
No puedo creer que creciditos como estamos, caigamos en las falacias mediáticas de lo que hace o no la Asamblea. Basta con encender la tele o abrir un periódico para notar que la prensa no informa sino desinforma, eleva el chisme a categoría de noticia y lucra del raiting que trae consigo el escándalo. En todos los meses que han "cubierto" el trabajo de la asamblea le han dado amplios espacios a la espectacularidad de temas que nunca se propusieron en los articulados, ahí estaban semanas dedicadas al placer sexual bajo el supuesto gratuito y lucrativo de que se quería incluir como derecho en la constitución, igual pasó con lo del escudo, a los periodistas no les importó escuchar repetidamente de boca de Tania Hermida o de Alberto Acosta que nunca se propuso el cambio del escudo, muy lejos de aclarar el mal entendido organizaron foros de crítica contra la idea del supuesto articulado en ciernes y hasta presentaron bocetos de un nuevo símbolo patrio. Así, nos hemos enterado de que la "Asamblea es otro congreso", de la "socialización de la propiedad privada" y otras bolas rodadas con sospechosa coordinación por todos los medios, en cambio no han informado nada o casi nada de los 57 artículos ya aprobados a pesar de que, a diferencia de la constitución a puerta cerrada del 98, la actual ha abierto todos los canales posibles para la transparencia.
Leo los correos y me asusto viendo que en algunos casos son esos chismes los argumentos de la bronca, en otros, es la bronca por la bronca misma, o sea la simple necesidad de quejarse de frustraciones antiguas e indeterminadas que no tienen mucho que ver con el objeto sobre la cual se descarga, la tendencia a sentir que todo está mal y va para peor, entonces para justificarla o pretextarla se hacen asociaciones gratuitas como que si Correa es gritón ergo es un dictador, que si no compone todo a la medida del pensamiento de cada quien es antidemocrático, y de pronto se encuentran repitiendo esos rumores ridículos.
He llegado a un punto en que me da pereza estar peleando contra un sentimiento más que ante argumentos, de alguna manera, se está volviendo una guerra de puntos de vista, no de ideologías o proyectos. Muchos están pendientes de los errores que por supuesto existen y seguirán apareciendo, la mayoría de ellos de forma, que si el presidente dijo gordita horrorosa, bestias salvajes, que infantilismos de izquierda... Pero no cotejan estas metidas de pata con los aciertos que también existen. Según esos ojos, acá parece que todo está mal, el vaso siempre está medio vacío.
Yo por mi parte, veo muchos avances que no he visto en años, iniciativas que ningún gobierno antes ha tenido. Por primera vez veo que hay muestras de querer construir un Estado real para todos y no solo para quien pueda pagarlo. La mayoría de avances no los siento yo en mi día a día porque no están destinados directamente a mi ni a mis queridos amigos clasemedieros, sino a los que históricamente no han gozado algunas oportunidades que nosotros si. Ante esto, las voces del vaso medio vacío dicen que no hay que subsidiar a los pobres, que no a los bonos, que no hay que regalarle el pescado sino enseñarles a pescar, pero eso si, piden, exigen, que el estado garantice a la empresa privada sus ganancias, que provea un ambiente atractivo para la inversión extranjera, en otras palabras gobernar para los que más tienen, para variar.
Antes de que se me mal entienda, aclaro que nadie está hablando de ese mito de que la izquierda se opone a la empresa privada, nada que ver. En efecto, la izquierda moderna tiene claro que hay que estimular el progreso de la empresa privada ya que ésta genera la riqueza y el empleo que el país necesita, pero hay que decirlo, la empresa privada no hará carreteras a menos que estén concesionadas, ni escuelas que no sean privadas, ni hospitales que no te cuesten un ojo de la cara, en fin, ese es papel del estado y ya es hora que todos asumamos nuestra responsabilidad como parte de el, incluido el sector empresiarial.
Por supuesto que el estado es mucho más que obra pública o servicios sociales, también está la normativa de las relaciones entre sus integrantes, donde garantizar las mismas oportunidades para todos pasa por organizar un sistema solidario y eso a algunos les viene como patada al hígado, quieren un mejor país pero no quieren pagar impuestos, quieren que no exista delincuencia pero les vale un comino la desigualdad económica y social que la provoca. Líricamente decimos que nos interesamos por el bien de todos pero indirectamente dejamos que se impongan las reglas de juego que marginan y condenan al que menos tiene gracias a que solo nos preocupamos de nosotros mismos, de nuestra empresa, de nuestro trabajo, de nuestro derecho a ganar más, vivir mejor y no ser molestados.
A veces pareciera que de ecuatorianos solo tenemos la cédula y la camiseta amarilla, pues rara vez actuamos como grupo, no pensamos en que la mayoría de los ecuatorianos son pobres, no tienen opción de hacer una carrera universitaria y ser competitivos, no disponen de servicios de salud, vivienda o empleo. No pensamos en eso cuando nos quejamos, queremos que los beneficios vengan primero a nosotros, al diablo la úrea subsidiada y barata si yo no siembro ni una planta de perejil...
No digo con esto que Correa sea perfecto, tiene mucho que corregir, pero tampoco podemos invalidar que este gobierno hace la mayor inversión social desde que tengo memoria y solo eso, para mi, hace que valga la pena. Aparte, he visto (en el canal público, por si no lo sabían) el trabajo de la Asamblea y francamente estoy muy orgulloso del el enfoque de avanzada que esta logrando el proyecto de constitución, estoy feliz con los derechos de la naturaleza, con que la banca sea un servicio público, con la nacionalización de los recursos naturales, la protección de nuestro patrimonio natural y genético, con el concepto de soberanía... etc. Quien diga que esta Asamblea se parece al antiguo congreso se ve que ya olvidó como era antes.
Estoy de acuerdo en que hay que discutir algunas de las acciones dudosas de este gobierno, pero también discutamos las acciones dudosas de otros actores importantes como la banca, los medios, los políticos, y porque no, sobre nosotros mismos, pues como he dicho antes, el estado somos todos y es hora de hacer algo más que quejarnos, un buen comienzo sería informarnos de lo que realmente está haciendo la asamblea y dejar de repetir y repartir rumores. Sin embargo, quien quiere ver el vaso medio vacío siempre lo seguirá viendo.
Andrés Chiliquinga
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miércoles, 4 de junio de 2008
Los filtros de distorsión
Entre las cosas fascinantes de la fotografía, una de las más interesantes, por sus posibilidades lúdicas y prácticas, es el efecto que provocan los filtros sobre la imagen. Recuerdo haber visto en alguna ocasión un catálogo de filtros para muchos propósitos: para alterar el color, el enfoque, el rebote de las luces, para eliminar el brillo, para aumentarlo, filtros polarizadores, etc. Cientos de filtros que sirven, repito, para distorsionar la imagen fiel que obtiene la cámara, para añadir o quitar algo según nuestra intención.
Este mismo principio está siendo aplicado, a mi parecer, por nuestro periodismo criollo. Consiste básicamente en tomar los hechos noticiosos, filtrarlos con sus prejuicios, sus miedos e intereses, y transmitir el resultado de esa colada a sus audiencias. Así, cada artículo aprobado por la Asamblea esconde un demonio comunista o es una máquina del tiempo que hará retroceder al país a la época de las cavernas. No es exageración, más o menos esto es lo que algunos personajes creen, por ejemplo, del concepto del “buen vivir” propuesto hace poco. Escuchando a alguno de los brillantes entrevistados del agudísimo Diego Oquendo, oí decir que el discurso de Alianza País es un discurso sacado de la década de 1960, y que las reformas laborales que se están cocinando en Montecristi podrían hacer retroceder al Ecuador a esa época. Lo que le faltó decir al sujeto es que la creatividad de muchos empresarios al aplicar las leyes mantenía a los trabajadores tercerizados en los 90, pero del siglo XIX.
Los ejemplos abundan, es cuestión de ver las noticias. Cuando el invitado es afín al gobierno, o sin serlo destaca uno de sus aciertos, se relativiza su opinión. Si ese día Ortiz y Vera fueron chuchaquis o el invitado es más pilas y les gana la mano, no importa, el siguiente personaje cumplirá el papel de filtro y distorsionará los datos ofrecidos por su antecesor. Tendrá micrófono libre y no se le cuestionará un solo punto, un solo dato. Fin de la transmisión. Con el filtro adecuado es fácil ver que todo lo que hace Correa es malo, que Alberto Acosta es un sujeto perverso y qué guapa que es Ivonne Baki. Una simple conversación sobre los símbolos patrios es elevada por Félix Narváez a la categoría de noticia estelar, se da el lujo de diseñar el supuesto “nuevo escudo” y cerrar su imaginativa nota con un contundente: “La Asamblea se mete hasta con los símbolos patrios”. Más allá de que habría que darle un guaracazo al Félix y explicarle que para eso mismo es la Asamblea, mamitico, para hacer cambios, ¿significa que debemos creer absolutamente todo lo que dice el gobierno y nada de lo que dicen los medios? No, el asunto es tener presente que cada medio dice las cosas de acuerdo a su filtro, que no existe la imparcialidad y que eso está bien, siempre que se lo admita. Así como cualquier fotógrafo nos puede decir qué materiales usa para su trabajo, nuestros medios de comunicación deberían decirnos bajo qué filtros se producen sus juicios, perdón, sus informaciones, así podríamos encontrar la noticia bajo el prejuicio, la imagen bajo la distorsión.
La ponencia que Freddy Paredes expuso en Fundamedios gira alrededor de un único punto, un cliché finalmente: La televisión solo refleja lo que ocurre en la realidad. No sé si se le olvida o se hace el loco, pero Paredes omite que sobre el lente de sus cámaras siempre está puesto un filtro. Y nosotros no podemos olvidar que esos desenfoques son totalmente intencionados y que, en estos temas, no tienen nada de lúdicos.
Este mismo principio está siendo aplicado, a mi parecer, por nuestro periodismo criollo. Consiste básicamente en tomar los hechos noticiosos, filtrarlos con sus prejuicios, sus miedos e intereses, y transmitir el resultado de esa colada a sus audiencias. Así, cada artículo aprobado por la Asamblea esconde un demonio comunista o es una máquina del tiempo que hará retroceder al país a la época de las cavernas. No es exageración, más o menos esto es lo que algunos personajes creen, por ejemplo, del concepto del “buen vivir” propuesto hace poco. Escuchando a alguno de los brillantes entrevistados del agudísimo Diego Oquendo, oí decir que el discurso de Alianza País es un discurso sacado de la década de 1960, y que las reformas laborales que se están cocinando en Montecristi podrían hacer retroceder al Ecuador a esa época. Lo que le faltó decir al sujeto es que la creatividad de muchos empresarios al aplicar las leyes mantenía a los trabajadores tercerizados en los 90, pero del siglo XIX.
Los ejemplos abundan, es cuestión de ver las noticias. Cuando el invitado es afín al gobierno, o sin serlo destaca uno de sus aciertos, se relativiza su opinión. Si ese día Ortiz y Vera fueron chuchaquis o el invitado es más pilas y les gana la mano, no importa, el siguiente personaje cumplirá el papel de filtro y distorsionará los datos ofrecidos por su antecesor. Tendrá micrófono libre y no se le cuestionará un solo punto, un solo dato. Fin de la transmisión. Con el filtro adecuado es fácil ver que todo lo que hace Correa es malo, que Alberto Acosta es un sujeto perverso y qué guapa que es Ivonne Baki. Una simple conversación sobre los símbolos patrios es elevada por Félix Narváez a la categoría de noticia estelar, se da el lujo de diseñar el supuesto “nuevo escudo” y cerrar su imaginativa nota con un contundente: “La Asamblea se mete hasta con los símbolos patrios”. Más allá de que habría que darle un guaracazo al Félix y explicarle que para eso mismo es la Asamblea, mamitico, para hacer cambios, ¿significa que debemos creer absolutamente todo lo que dice el gobierno y nada de lo que dicen los medios? No, el asunto es tener presente que cada medio dice las cosas de acuerdo a su filtro, que no existe la imparcialidad y que eso está bien, siempre que se lo admita. Así como cualquier fotógrafo nos puede decir qué materiales usa para su trabajo, nuestros medios de comunicación deberían decirnos bajo qué filtros se producen sus juicios, perdón, sus informaciones, así podríamos encontrar la noticia bajo el prejuicio, la imagen bajo la distorsión.
La ponencia que Freddy Paredes expuso en Fundamedios gira alrededor de un único punto, un cliché finalmente: La televisión solo refleja lo que ocurre en la realidad. No sé si se le olvida o se hace el loco, pero Paredes omite que sobre el lente de sus cámaras siempre está puesto un filtro. Y nosotros no podemos olvidar que esos desenfoques son totalmente intencionados y que, en estos temas, no tienen nada de lúdicos.
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lunes, 2 de junio de 2008
Un breve desliz
Hace frío y estoy lejos de casa, el café ha hecho por mi lo que puede, ha calentado mis manos el tiempo que tardo en beber la taza. Se acaba el café y empiezo a temblar, me levanto, camino entre la ventana y mi escritorio, procurándome un poco de calor, no lo logro, la temperatura sigue en descenso. Es inevitable, cada vez que tengo los pies fríos pienso en ella, en lo reconfortante que es, en lo bien que me hace sentir. Pero estoy trabajando, -dejaré eso para después-. Reviso el correo, contesto a todos, un momento en blanco y vuelvo a pensar en ella, no me engaño más, se que la necesito, voy a buscarla. Allí está, pero definitivamente no es mi día de suerte, está vacía, no es posible, una dos tres botellas vacías, me las he bebido todas no queda ni una gota. Que me está pasando, empiezo a preocuparme, estoy empezando a tener problemas con el alcohol, debo estar envejeciendo, como pude olvidar reponer a mi amada compañera de fríos. Cierro la puerta del armario contrariado, como si fuera poco, empieza a llover. Retomo mis labores sin poder concentrarme del todo, como un flash vuelve a mi mente la imagen del armario, veo en medio de las botellas vacías una, con el contenido casi intacto. Incrédulo vuelvo, abro la puerta para confirmar que era verdad, como no la vi antes y yo tan necesitado. La tomo entre mis manos, leo la etiqueta Amaretto, -ah esa era la razón-, es una de esas cursis empalagosas y femeninas bebidas que siempre me han repugnado. La balanceo para constatar esa densidad melosa que me altera, por supuesto la desprecio, como tiene que ser, -Busco alcohol no miel. Por quién me tomas.-
Pero es la hora de la venganza, hace frío, estoy lejos de casa, solo, y es cuestión de vida o muerte: -necesito un trago- así que me como mis palabras y abro esa puerta otra vez, no la encuentro a simple vista, la botellita se ha escondido al fondo, avergonzada de su dulzura. -Está bien, ven para acá, quita esa cara de mosca muerta y deja de coquetearme…vamos a probar a ver que pasa y… luego hablamos-. Se deja, sin oponer resistencia, primero un poquito en la lengua, con recelo, hasta que me atrevo de una vez y la dejo resbalar por mi garganta…entra despacito,… me va subiendo la temperatura milagrosamente. Lo hace bien la muy espesa, me sorprende, la melosita funciona… calienta mejor que las otras, tengo que admitirlo. Muy seguro de mi mismo pienso: bueno, -un solo trago, nada más- –es un caso de emergencia- me disculpo ante mi mismo, -debo estar loco-. Pero al rato me da amnesia, y ahí estoy abriendo la puerta, haciéndome el tonto, destapándola, sin comprometerme, asegurándole que no me gusta, que no se lo tome en serio, -que es algo pasajero- Y me dejo llevar.. . Entrado en calor, el trabajo va fluyendo contesto llamadas, escribo, calculo, imprimo…, hasta sale el sol.
Son las cinco, apago el computador, guardo carpetas, cierro cajones. Recargado y alegre me dispongo a salir, me froto las manos satisfecho, -ha sido un buen día después de todo-, Cierro la puerta, mientras voy bajando en el ascensor pienso: la melosa cumplió conmigo y yo terminé con ella, entonces regreso disparado a la oficina, tiro las botellas en el tacho, todas menos una, que guardo en una bolsa de papel para tirarla lejos, muy lejos, donde no quede rastro de mi desliz, después de todo, tengo una reputación que cuidar.
Pero es la hora de la venganza, hace frío, estoy lejos de casa, solo, y es cuestión de vida o muerte: -necesito un trago- así que me como mis palabras y abro esa puerta otra vez, no la encuentro a simple vista, la botellita se ha escondido al fondo, avergonzada de su dulzura. -Está bien, ven para acá, quita esa cara de mosca muerta y deja de coquetearme…vamos a probar a ver que pasa y… luego hablamos-. Se deja, sin oponer resistencia, primero un poquito en la lengua, con recelo, hasta que me atrevo de una vez y la dejo resbalar por mi garganta…entra despacito,… me va subiendo la temperatura milagrosamente. Lo hace bien la muy espesa, me sorprende, la melosita funciona… calienta mejor que las otras, tengo que admitirlo. Muy seguro de mi mismo pienso: bueno, -un solo trago, nada más- –es un caso de emergencia- me disculpo ante mi mismo, -debo estar loco-. Pero al rato me da amnesia, y ahí estoy abriendo la puerta, haciéndome el tonto, destapándola, sin comprometerme, asegurándole que no me gusta, que no se lo tome en serio, -que es algo pasajero- Y me dejo llevar.. . Entrado en calor, el trabajo va fluyendo contesto llamadas, escribo, calculo, imprimo…, hasta sale el sol.
Son las cinco, apago el computador, guardo carpetas, cierro cajones. Recargado y alegre me dispongo a salir, me froto las manos satisfecho, -ha sido un buen día después de todo-, Cierro la puerta, mientras voy bajando en el ascensor pienso: la melosa cumplió conmigo y yo terminé con ella, entonces regreso disparado a la oficina, tiro las botellas en el tacho, todas menos una, que guardo en una bolsa de papel para tirarla lejos, muy lejos, donde no quede rastro de mi desliz, después de todo, tengo una reputación que cuidar.
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martes, 27 de mayo de 2008
La Inqui5ici0n Dig1tal
En la película “Gracias por fumar”, el Senador Ortolan Finistirre, principal perseguidor de los fumadores y las empresas del tabaco, sale mal parado cuando trata de acorralar al vocero de éstas, Nick Naylor, quien finalmente limpia su nombre y sale airoso, como debe suceder con todo héroe de película gringa que se precie. Perdida la batalla, el Senador acude a una entrevista donde da a conocer su nueva estrategia: “poner al día a las películas antiguas” removiendo los cigarrillos que aparecen en ellas. Así, cuando vemos la trasgresora imagen de Marlene Dietrich usando un esmoquin con sombrero de copa, en lugar de sostener un cigarrillo en su mano, tendrá una jarra de café con una carita feliz.
Siendo una comedia, me pareció un recurso interesante que daba cuenta del carácter histérico del Senador, quien no duda en arruinar obras clásicas del cine para alcanzar sus fines, como una especie de legado para las futuras generaciones. Al ser cuestionado sobre si esto no sería una manera de alterar la historia, responde que mas bien están mejorando la historia. Divertido. Por eso no pude evitar que se me vaya la quijada al piso y la bilis al techo cuando me enteré de que realmente existen empresas dedicadas a mutilar películas, y no solo antiguas, por medios digitales. Al parecer, si a cualquier grupo moralista o radical le ofende un desnudo, un vaso de whisky, una gota de sangre, una gorda caminando al fondo del cuadro, puede encargar a una de estas empresas que remueva la imagen pecadora y la reemplace con algo agradable a los ojos del señor… que paga por tal cirugía. Al parecer, las leyes gringas permiten este tipo de alteraciones pues no solo sirven para salvar almas sino que, por este medio, uno puede apropiarse de cierta porción de los derechos de autor de estas obras. Imagínense: si tomamos Titanic y reemplazamos digitalmente a Di Caprio con el Cholito y a Kate Winslet con Flor María, los derechos de distribución en Ecuador nos harían millonarios, al menos hasta que la piratería se apodere de una copia.
Ya sea por intereses económicos, religiosos, políticos o de salud, me parece que estamos ante el renacimiento de cierto espíritu de inquisición, en el que unos cuantos iluminados deciden por nosotros qué es lo que nos conviene, qué debemos ver y qué merece ser desechado, qué cosas son correctas y cuáles son impuras y por tanto dignas de desaparición, igualito que la quema de libros nazi o la quema de discos de los Beatles, ambas promovidas por gente demasiado susceptible a la diversidad, partidarios del fuego purificador que garantiza la uniformidad y la obediencia ciega.
Si bien el doblaje de películas es ya un tipo de alteración, a veces insoportable como el doblaje español, por lo menos teníamos el consuelo de que se respetaba en lo posible el texto y que podíamos disfrutar en buena parte de la obra original. Ahora corremos el riesgo de ver algo totalmente distinto a lo que nos quiso proponer el director, principal responsable de la obra cinematográfica, gracias a la “creatividad” de productores, marketineros, censores y programadores, Tribunal del Santo Oficio en clave digital. Sé que esto tampoco es novedad, los dueños de la bondad y la belleza abundan, lo que me asusta es que, en pocos años, me vaya a encontrar en la tele una escena en la que Luke Skywalker le corta la mano a Darth Vader usando solo un baguette. Diosmelibre.
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martes, 20 de mayo de 2008
Benditos vicios
Fulano tiene problemas con el alcohol. Sutano no puede parar de fumar. Mengano perdió a su mujer por andar apostando. Casos verdaderos posiblemente, pero en cierto momento perdemos el norte y afilamos las armas en contra del vicio, esa cosa tan fea que pervierte a nuestra sociedad, que arruina la vida y la salud de nuestro cuerpo. Nos olvidamos que el cuerpo lo administramos nosotros, no los publicistas de Pilsener ni los ejecutivos de Tanasa, nosotros somos quienes elegimos qué comemos, qué bebemos, con quién andamos.
Una vez más, boniticos nosotros, preferimos hacerle el quite a nuestro papel en esta ecuación de los vicios y echarle la culpa únicamente a la botella contenedora del líquido degenerador y al cilíndrico envoltorio del tabaco. Después de todo, son otros objetos como cualquiera en nuestra sociedad de consumo, no pueden saltar afuera del basurero o renacer de las cenizas para recordarnos que nosotros los fuimos a buscar, no ellos a nosotros. Quien asume su defensa son sus fabricantes, por lo que son calificados de monstruos inescrupulosos que se enriquecen a costa de la salud de millones de personas. Que yo sepa, ningún fabricante ha obligado a nadie a consumir sus productos. Somos nosotros solitos, influenciados por la publicidad, por el glamour o la presión social, quienes aceptamos –o no– utilizar tal o cual sustancia, así como compramos determinada marca de shampoo o de tallarines por recomendación de un amigo. Es lo mismo, la diferencia está en las consecuencias que el consumo nos trae. Porque no estoy negando el riesgo que trae el fumar, la cantidad de químicos en el cigarrillo bastarían para armar una bomba casera (espero que ningún chino de la Central esté leyendo esto), y es verdad que el consumo indiscriminado de alcohol nos dejará el hígado más tieso que suela de zapato, pero finalmente quien enciende el tabaquito abrigador o abre la botellita salvadora para amenizar el asunto previo sacarle los diablos, es uno mismo. Nadie más que uno.
Por mal que me caigan las corporaciones, tengo que admitir que no hay ningún funcionario de la Phillip Morris detrás de mí y obligándome a comprar una cajetilla, los de Licoresa nunca me chantajearon para que compre Trópico seco. Yo elegí consumirlos, a sabiendas de los riesgos que puede traer a mi salud, calculando los pro y los contras como cualquier comprador informado. Y los he disfrutado mucho. No siento que deba disculparme, al contrario, pienso que es muy saludable tener un par de vicios; después de todo, y citando a Aldous Huxley, una civilización no puede ser duradera sin contar con una razonable cantidad de vicios agradables. Quizás hace algunos años, cuando las cajetillas y botellas no tenían una advertencia impresa, era necesario reclamar a los fabricantes de estos queridos productos sobre el peligro de su abuso. Pero actualmente, con la cantidad de campañas, avisos, fotos y videos de moribundos que circulan alrededor del mundo, el que después venga a decir que no sabía que estas vainas son riesgosas me perdona pero tiene bien merecido su enfisema. El vinito cómplice y el tabaquito seductor no tiene vida propia para introducirse sin nuestro consentimiento, así que no nos hagamos las vírgenes ofendidas. Que yo, desmemoriado profesional, pueda recordar una cita tan larga de Huxley prueba, de paso, que no se mueren tantas neuronas después de un chupe.
¡Brindemos por eso, SALUD!
Una vez más, boniticos nosotros, preferimos hacerle el quite a nuestro papel en esta ecuación de los vicios y echarle la culpa únicamente a la botella contenedora del líquido degenerador y al cilíndrico envoltorio del tabaco. Después de todo, son otros objetos como cualquiera en nuestra sociedad de consumo, no pueden saltar afuera del basurero o renacer de las cenizas para recordarnos que nosotros los fuimos a buscar, no ellos a nosotros. Quien asume su defensa son sus fabricantes, por lo que son calificados de monstruos inescrupulosos que se enriquecen a costa de la salud de millones de personas. Que yo sepa, ningún fabricante ha obligado a nadie a consumir sus productos. Somos nosotros solitos, influenciados por la publicidad, por el glamour o la presión social, quienes aceptamos –o no– utilizar tal o cual sustancia, así como compramos determinada marca de shampoo o de tallarines por recomendación de un amigo. Es lo mismo, la diferencia está en las consecuencias que el consumo nos trae. Porque no estoy negando el riesgo que trae el fumar, la cantidad de químicos en el cigarrillo bastarían para armar una bomba casera (espero que ningún chino de la Central esté leyendo esto), y es verdad que el consumo indiscriminado de alcohol nos dejará el hígado más tieso que suela de zapato, pero finalmente quien enciende el tabaquito abrigador o abre la botellita salvadora para amenizar el asunto previo sacarle los diablos, es uno mismo. Nadie más que uno.
Por mal que me caigan las corporaciones, tengo que admitir que no hay ningún funcionario de la Phillip Morris detrás de mí y obligándome a comprar una cajetilla, los de Licoresa nunca me chantajearon para que compre Trópico seco. Yo elegí consumirlos, a sabiendas de los riesgos que puede traer a mi salud, calculando los pro y los contras como cualquier comprador informado. Y los he disfrutado mucho. No siento que deba disculparme, al contrario, pienso que es muy saludable tener un par de vicios; después de todo, y citando a Aldous Huxley, una civilización no puede ser duradera sin contar con una razonable cantidad de vicios agradables. Quizás hace algunos años, cuando las cajetillas y botellas no tenían una advertencia impresa, era necesario reclamar a los fabricantes de estos queridos productos sobre el peligro de su abuso. Pero actualmente, con la cantidad de campañas, avisos, fotos y videos de moribundos que circulan alrededor del mundo, el que después venga a decir que no sabía que estas vainas son riesgosas me perdona pero tiene bien merecido su enfisema. El vinito cómplice y el tabaquito seductor no tiene vida propia para introducirse sin nuestro consentimiento, así que no nos hagamos las vírgenes ofendidas. Que yo, desmemoriado profesional, pueda recordar una cita tan larga de Huxley prueba, de paso, que no se mueren tantas neuronas después de un chupe.
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Tour de Fuejo JPs 2008
Esta tarde nos reuniremos con unos amigos a almorzar en un cabaret (si, en un cabaret que tiene almuerzos y abren a medio día) para planificar la despedida de soltero de uno de nosotros. Por supuesto, es una reunión de trabajo y no de living la vida loca, eso lo estamos dejando para la despedida propiamente dicha, por ahora solo nos interesa ir entrando en ambiente y afinar detalles para hacer inolvidable ese momento crucial en la vida de todo macho tercermundista.
La última despedida que tuvimos fue un fracaso, una veintena de hombres en edad de merecer, encerrados en una casa sin más que hacer que jugar a los naipes y beber cerveza, ojo no reniego de las bielitas, solo que ese es un plan de cualquier viernes y no está a la altura de la última cena de un condenado. Esa noche me preguntaba si la despedida de las chicas estaría tan noria como la nuestra, nunca lo sabremos, porque el papel de ellas es negarlo todo y con eso nos tienen jodidos. A la hora de la hora, las novias siempre resultan más librepensadoras y proactivas que uno. Quien sabe, tal vez si tuvieron algo de acción esa noche, mínimo uno de esos tipos feos pero musculosos meneándose en calzoncillos frente a una jauría de locas embriagadas por la idea de que sus parejas lo hacen todo el tiempo y que se merecen esa pequeña venganza. Nosotros mientras tanto jugando cartas y comiendo doritos… donde se ha visto.
Esta vez no queremos que nada salga mal, ahora contamos con un Comité Pro Despedida de Soltero de JP, se han barajado varias propuestas, la más sólida es la de hacer un Tour de Fuego, que en cristiano es hacer un recorrido por el circuito erótico nacional: Santo Domingo, Quevedo, Chone. Con esto, el occiso es decir el novio, quedará agradecido con nosotros para toda la vida, además que sentaremos un precedente digno de ser emulado en el futuro, quien sabe me beneficie a mi mismo.
Como no queremos dejar todo al azar esta tarde haremos los presupuestos pertinentes, que si vamos en un carro o dos, que cuanto por cabeza, de quienes serán los convidados, que si chone o esmeraldas, etc., de cualquier manera, esta vez no nos va ha pasar lo que antes.
A muchos y sobretodo a muchas les parece cosa burda las despedidas de soltero, pero más que una tradición, es un derecho bien ganado, un pago justo por la entrega simbólica de algo que para todo hombre cuesta más que un anillo de diamantes: la fidelidad… Claro, es una entrega simbólica.
Francisco Barreto
La última despedida que tuvimos fue un fracaso, una veintena de hombres en edad de merecer, encerrados en una casa sin más que hacer que jugar a los naipes y beber cerveza, ojo no reniego de las bielitas, solo que ese es un plan de cualquier viernes y no está a la altura de la última cena de un condenado. Esa noche me preguntaba si la despedida de las chicas estaría tan noria como la nuestra, nunca lo sabremos, porque el papel de ellas es negarlo todo y con eso nos tienen jodidos. A la hora de la hora, las novias siempre resultan más librepensadoras y proactivas que uno. Quien sabe, tal vez si tuvieron algo de acción esa noche, mínimo uno de esos tipos feos pero musculosos meneándose en calzoncillos frente a una jauría de locas embriagadas por la idea de que sus parejas lo hacen todo el tiempo y que se merecen esa pequeña venganza. Nosotros mientras tanto jugando cartas y comiendo doritos… donde se ha visto.
Esta vez no queremos que nada salga mal, ahora contamos con un Comité Pro Despedida de Soltero de JP, se han barajado varias propuestas, la más sólida es la de hacer un Tour de Fuego, que en cristiano es hacer un recorrido por el circuito erótico nacional: Santo Domingo, Quevedo, Chone. Con esto, el occiso es decir el novio, quedará agradecido con nosotros para toda la vida, además que sentaremos un precedente digno de ser emulado en el futuro, quien sabe me beneficie a mi mismo.
Como no queremos dejar todo al azar esta tarde haremos los presupuestos pertinentes, que si vamos en un carro o dos, que cuanto por cabeza, de quienes serán los convidados, que si chone o esmeraldas, etc., de cualquier manera, esta vez no nos va ha pasar lo que antes.
A muchos y sobretodo a muchas les parece cosa burda las despedidas de soltero, pero más que una tradición, es un derecho bien ganado, un pago justo por la entrega simbólica de algo que para todo hombre cuesta más que un anillo de diamantes: la fidelidad… Claro, es una entrega simbólica.
Francisco Barreto
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miércoles, 14 de mayo de 2008
Casi caballo
No me importa si se mueren las ballenas en Tasmania, ni si se aprueban los matrimonios gay, o si las corridas de toros son éticas. ¿Por que tendría que importarme si no soy ballena, ni gay, ni toro, que le voy a hacer. No me interesa el terrorismo, ni las izquierdas ni las derechas, o si debe ser legal la eutanasia. Por qué tendría que interesarme, si tengo suficiente con lo mío y lo mío es más simple que todo eso.
Si, soy básico, casi animal, -me gusta-. Disfruto de no pensar mucho, y evito saber lo que no necesito saber. Seamos sinceros, no tiene sentido, finalmente, algo más fuerte que usted y que yo, buscará el equilibrio. Y no me refiero a Greenpeace, ni a Bush, ni a Dios, simplemente es así. Sobrevivirá lo que tenga que sobrevivir y lo que no, se eliminará.
No necesito de ciencia para vivir, doy un paso a la vez, sin atormentarme con futuros lejanos, haciendo lo que mi código interno dice, se llama instinto, funciona bastante bien, y le aseguro que Steve Jobs, no tuvo nada que ver. Soy feliz con lo que tengo, y con lo que no tengo, porque es más fácil. Si llueve está bien, si hay sol, también, si hay guerra está bien y si el mundo no marcha como muchos quisieran, pues, también está bien.
Si acaso no lo entiende, lo voy a hacer más gráfico, talvez algún día se anima a probar. Este modo de vivir podría compararse con el de un caballo salvaje: Cumplo mi función dentro de la manada, nadie me obliga, la manada vela por mí sin que yo lo imponga, protejo a mis crías porque así lo siento, el olfato me dice con quien aparearme y con quien no, y no lo cuestiono.
Si el universo no tardó un segundo en formarse y probablemente tarde lo mismo en desaparecer, no voy a desperdiciar mi única vida complicándola.
¿Cree usted que Bin Laden, la guerrilla en Colombia, el calentamiento global, o el FMI, son problemas para un caballo? ¿No? Pues míos tampoco.
Samuel Riel
Si, soy básico, casi animal, -me gusta-. Disfruto de no pensar mucho, y evito saber lo que no necesito saber. Seamos sinceros, no tiene sentido, finalmente, algo más fuerte que usted y que yo, buscará el equilibrio. Y no me refiero a Greenpeace, ni a Bush, ni a Dios, simplemente es así. Sobrevivirá lo que tenga que sobrevivir y lo que no, se eliminará.
No necesito de ciencia para vivir, doy un paso a la vez, sin atormentarme con futuros lejanos, haciendo lo que mi código interno dice, se llama instinto, funciona bastante bien, y le aseguro que Steve Jobs, no tuvo nada que ver. Soy feliz con lo que tengo, y con lo que no tengo, porque es más fácil. Si llueve está bien, si hay sol, también, si hay guerra está bien y si el mundo no marcha como muchos quisieran, pues, también está bien.
Si acaso no lo entiende, lo voy a hacer más gráfico, talvez algún día se anima a probar. Este modo de vivir podría compararse con el de un caballo salvaje: Cumplo mi función dentro de la manada, nadie me obliga, la manada vela por mí sin que yo lo imponga, protejo a mis crías porque así lo siento, el olfato me dice con quien aparearme y con quien no, y no lo cuestiono.
Si el universo no tardó un segundo en formarse y probablemente tarde lo mismo en desaparecer, no voy a desperdiciar mi única vida complicándola.
¿Cree usted que Bin Laden, la guerrilla en Colombia, el calentamiento global, o el FMI, son problemas para un caballo? ¿No? Pues míos tampoco.
Samuel Riel
martes, 13 de mayo de 2008
diestras y siniestras
Últimamente está muy de moda hablar de izquierdas y derechas, probablemente se deba a que hoy, como nunca en nuestro país, sectores identificados como de izquierda han pasado de la barricada al poder y los de derecha de pronto son una minoría con poca capacidad de maniobra, al menos en la asamblea nacional constituyente donde le resulta muy complicado marcar el ritmo del baile, quizás solo entorpecerlo un poco.
Aunque son términos ampliamente utilizados no todos tienen claro que involucra concretamente el pensamiento de izquierda o de derecha, quizás porque tratamos de entenderlos como algo estático y definido cuando es algo cambiante de acuerdo a los contextos espaciales y temporales.
La idea surge por primera vez en 1792 cuando se instala la Asamblea Constituyente producto de la revolución francesa. Los constituyentes estaban divididos en dos bandos ideológicamente opuestos, a la derecha de la presidencia se agruparon los llamados de la Gironda que propugnaban el retorno a la legalidad y al orden monárquico y a la izquierda se situaron los de la Montaña que creían en la revolución de las estructuras para instaurar (incluso a la fuerza) un estado basado en la libertad, fraternidad e igualdad, en el centro, se mantuvo un grupo indefinido al que se llamó el Llano o la Marisma.
La propuesta de igualdad buscaba allanar en lo posible las jerarquías y las injusticias de una sociedad de marcadas diferencias de clase esto evolucionó a la propuesta marxista, que más tarde sería retomada e interpretada por la revolución soviética y esta es la imagen que la mayoría tiene de la izquierda.
En América, las oposiciones entre realistas e independentistas republicanos durante las guerras de independencia y más tarde entre conservadores y liberales durante la revolución liberal, también pueden ser catalogados como derecha e izquierda respectivamente. Siendo constantes, para la derecha la defensa del Status Quo, sus estructuras y jerarquías y para la izquierda la revolución de esas estructuras.
Por la naturaleza cambiante de los escenarios políticos ha sucedido que algunas ideas migren con el tiempo al lado opuesto. El liberalismo que era la izquierda de finales del siglo XIX es usado para nombrar ideas de la derecha del siglo XX, o la actitud antirreligiosa del socialismo marxista comparte espacios en la misma izquierda con la teología de la liberación.
Hoy por hoy, las diferencias más importantes entre derecha e izquierda giran alrededor del tamaño del estado. Para los primeros, el estado debe reducirse y ceder espacio para que muchas tareas públicas sean manejadas por empresas privadas. Esta tesis se fundamenta en el mito de que el estado es un administrador ineficiente y corrupto. Lo falaz de esta afirmación está en que aunque es verdad que sobran los ejemplos de ineficiencia y corrupción estatal también los hay en la empresa privada, por tanto, no se puede decir que es más seguro apostar por una u otra gestión por el simple hecho de ser privados o estatales. Además hay que reconocer que también existen muchos ejemplos de gestiones estatales exitosas que logran altos niveles de eficiencia y rentabilidad, en este caso los beneficios son dobles, por un lado la satisfacción del usuario del servicio público y por otro lado las ganancias que van al estado le dan mayor capacidad para servir de otras maneras al mismo usuario o ciudadano.
La izquierda por su lado, le apuesta a la gestión estatal, bajo la premisa de que la motivación principal del estado no es la plusvalía sino el servicio a la sociedad de la cual es responsable. Es decir, no se invierte en salud porque sea buen negocio sino por ser un derecho que garantiza el estado. Es comprensible que las empresas privadas busquen reducir sus costos para incrementar sus ganancias, pero no se puede aplicar este criterio a algunos servicios básicos, porque el reducir los costos puede resultar en servicios incompletos e injustos.
Sin embargo, para que el estado garantice los servicios básicos como educación, salud, vivienda, trabajo, etc., como propone la izquierda, se requiere una gran inversión social y por lo tanto mayor carga impositiva a sus contribuyentes lo cual molesta a la mayoría de la población, incomodidad que es aprovechada por la derecha.
Sin embargo cabe analizar que todo estado tiene un mínimo de socialismo en su seno, es decir, la delegación de velar por los intereses de toda su población, de proveer ciertos niveles mínimos de justicia, salud, educación, vialidad, etc., de forma gratuita e indiscriminada y que es financiada por los impuestos y por la producción de empresas estatales. Estas delegaciones se han ido haciendo paso a paso y con el tiempo se vuelven obvias, por ejemplo en Europa ni la izquierda ni la derecha discute que la salud a todo nivel y sin restricciones debe ser gratuita. Allí no se objeta el papel solidario de los impuestos ni de los subsidios, en estos casos sonaría ridículo ese cuento de que no hay que regalar el pescado sino enseñar a pescarlo.
Continuará…
Aunque son términos ampliamente utilizados no todos tienen claro que involucra concretamente el pensamiento de izquierda o de derecha, quizás porque tratamos de entenderlos como algo estático y definido cuando es algo cambiante de acuerdo a los contextos espaciales y temporales.
La idea surge por primera vez en 1792 cuando se instala la Asamblea Constituyente producto de la revolución francesa. Los constituyentes estaban divididos en dos bandos ideológicamente opuestos, a la derecha de la presidencia se agruparon los llamados de la Gironda que propugnaban el retorno a la legalidad y al orden monárquico y a la izquierda se situaron los de la Montaña que creían en la revolución de las estructuras para instaurar (incluso a la fuerza) un estado basado en la libertad, fraternidad e igualdad, en el centro, se mantuvo un grupo indefinido al que se llamó el Llano o la Marisma.
La propuesta de igualdad buscaba allanar en lo posible las jerarquías y las injusticias de una sociedad de marcadas diferencias de clase esto evolucionó a la propuesta marxista, que más tarde sería retomada e interpretada por la revolución soviética y esta es la imagen que la mayoría tiene de la izquierda.
En América, las oposiciones entre realistas e independentistas republicanos durante las guerras de independencia y más tarde entre conservadores y liberales durante la revolución liberal, también pueden ser catalogados como derecha e izquierda respectivamente. Siendo constantes, para la derecha la defensa del Status Quo, sus estructuras y jerarquías y para la izquierda la revolución de esas estructuras.
Por la naturaleza cambiante de los escenarios políticos ha sucedido que algunas ideas migren con el tiempo al lado opuesto. El liberalismo que era la izquierda de finales del siglo XIX es usado para nombrar ideas de la derecha del siglo XX, o la actitud antirreligiosa del socialismo marxista comparte espacios en la misma izquierda con la teología de la liberación.
Hoy por hoy, las diferencias más importantes entre derecha e izquierda giran alrededor del tamaño del estado. Para los primeros, el estado debe reducirse y ceder espacio para que muchas tareas públicas sean manejadas por empresas privadas. Esta tesis se fundamenta en el mito de que el estado es un administrador ineficiente y corrupto. Lo falaz de esta afirmación está en que aunque es verdad que sobran los ejemplos de ineficiencia y corrupción estatal también los hay en la empresa privada, por tanto, no se puede decir que es más seguro apostar por una u otra gestión por el simple hecho de ser privados o estatales. Además hay que reconocer que también existen muchos ejemplos de gestiones estatales exitosas que logran altos niveles de eficiencia y rentabilidad, en este caso los beneficios son dobles, por un lado la satisfacción del usuario del servicio público y por otro lado las ganancias que van al estado le dan mayor capacidad para servir de otras maneras al mismo usuario o ciudadano.
La izquierda por su lado, le apuesta a la gestión estatal, bajo la premisa de que la motivación principal del estado no es la plusvalía sino el servicio a la sociedad de la cual es responsable. Es decir, no se invierte en salud porque sea buen negocio sino por ser un derecho que garantiza el estado. Es comprensible que las empresas privadas busquen reducir sus costos para incrementar sus ganancias, pero no se puede aplicar este criterio a algunos servicios básicos, porque el reducir los costos puede resultar en servicios incompletos e injustos.
Sin embargo, para que el estado garantice los servicios básicos como educación, salud, vivienda, trabajo, etc., como propone la izquierda, se requiere una gran inversión social y por lo tanto mayor carga impositiva a sus contribuyentes lo cual molesta a la mayoría de la población, incomodidad que es aprovechada por la derecha.
Sin embargo cabe analizar que todo estado tiene un mínimo de socialismo en su seno, es decir, la delegación de velar por los intereses de toda su población, de proveer ciertos niveles mínimos de justicia, salud, educación, vialidad, etc., de forma gratuita e indiscriminada y que es financiada por los impuestos y por la producción de empresas estatales. Estas delegaciones se han ido haciendo paso a paso y con el tiempo se vuelven obvias, por ejemplo en Europa ni la izquierda ni la derecha discute que la salud a todo nivel y sin restricciones debe ser gratuita. Allí no se objeta el papel solidario de los impuestos ni de los subsidios, en estos casos sonaría ridículo ese cuento de que no hay que regalar el pescado sino enseñar a pescarlo.
Continuará…
lunes, 12 de mayo de 2008
Gotitas de optimismo
Ante algunos comentarios acerca de mi creciente amargura, le ofrecí al consejo editorial de este blog emprender un tema más optimista, o más bien, enfrentar el tema como lo haría Bob Esponja y no como Calamardo.
Y una vez puesta la condición vino la dificultad, porque descubrí entonces que, en realidad, no es que esté amargado sino que SOY un amargado. Amargado vocacional, cabe aclarar, pues la vida no me ha tratado tan mal como para estar echando azufre por los poros cuando todavía estoy en edad de merecer. Pero me estoy desviando del tema, el cual aún no defino, por lo que quise empezar a llenar espacio con esta pequeña reflexión autoafirmativa. Así que me puse a ver sobre qué evento especial o maravilloso puedo escribir que saque lo mejor y más alegre de mí, y lo primero que me vino a la mente fue, ofcors, el día de la madre, pero sucede que mi mamá vive fuera del país así que no podía celebrarle, igual su computadora está llena de virus y no iba a poder leer el sencillo pero tierno homenaje que hubiera podido escribirle. Mi mamá tiene una PC, o lo que es lo mismo, tiene una compu llena de virus, encima que no se demoran nada en colgarse y son estéticamente atroces, por decir lo menos.
Pero como no quiero sonar amargado, mejor busqué otro tema. Pensé entonces en la interesante coyuntura política que vive nuestro país y la mayoría de América Latina, con el triunfo del cura Lugo en Paraguay y lo guapa que está Cristina Fernández. Ahí sí que hay mucha tela que cortar, por ejemplo puedo hablar de los artículos que está aprobando la Asamblea, que está tocando temas postergados hace tiempo y está buscando repartir un poco mejor las cartas; o sobre el plan vial que invertirá millones para construir puentes a lo largo y ancho del país, reconstruir carreteras y ampliar otras. Después abrí El Comercio y me acordé del continuo ataque de los medios de comunicación al proyecto de Correa y Alianza País y ya me iba a sulfurar… pero para hablar de la coyuntura política mejor le cedo espacio al Andrés Chiliquinga, que hasta su propio movimiento político tiene. A mí ni me invitó a unirme, pero de gana vamos a hablar de cosas feas.
Después de mucho bregar y luchar contra mi consuetudinaria amargura, encontré finalmente algo bueno qué decir, algo sobre una gran película que vi recién: Persépolis. Es la historia de una niña iraní que narra cómo la historia del país afecta a su familia y a todo su entorno, pero no solo eso. Usando casi exclusivamente el blanco y negro, se da el lujo de hablar de religión, infancia, dolor, familia y crecimiento, con un estilo super sencillo pero elegantoso. Aparte del humor, los agudos comentarios de Marjane, la protagonista (que de paso se ha sabido llamar como la autora del cómic original, Marjane Satrapi), hacen que la guambra nos caiga bien apenas abre la boca, y no se diga la energía y convencimiento que pone tanto para convertirse en profeta igual que para perseguir a un supuesto enemigo en bicicleta. En el fondo, más allá de la reflexión política, vemos pasar los trajines de una vida como muchas, con todo lo bueno y lo malo que puede tener, con la diversión, la bronca, la negación y la soledad pero también con el calor de familia, con el sentido de pertenecer a algún lugar y el cable a tierra que significa el darse cuenta que todo vale la pena vivirse. Ya empecé a sonar a libro de autoayuda así que mejor me autocensuro, no vaya a ser que se me pase la acidez y eso sí me daría mucha pena.
miércoles, 7 de mayo de 2008
Mi abuela y los judíos
Después de dos noches en el Momos, un hostalito en el centro de Tel Aviv, ya tenía los prejuicios suficientes, como para pensarlo dos veces antes de entablar amistad con cualquier judío. Según me habían informado, el respeto a la Ley de Dios en ese país estaba hasta en la sopa. Tanto así, que todo se clasificaba en puro e impuro. Es decir era casi como oír hablar de mi abuela con sus discursos del pecado, que muy a pesar mío no lograba eliminar de mi conciencia desde la infancia. Así que cuando recibí una llamada desconocida que en un español con acento hebreo, me invitaba a tomar café, la rechacé sin siquiera darme la molestia de ser cortés.
Luego me enteré que se trataba de un tipo muy agradable, amigo del dueño del hostal, que nos ayudó como intérprete al momento de registrarnos. Pero el asunto no quedó ahí, tuvimos que recurrir a él varias veces por las dificultades del idioma, y él siempre tan dispuesto y cordial, que llegué a sentirme incómoda. Una tarde, me anunciaron otra llamada en el recibidor, la misma voz y la misma invitación. Volví a rechazarlo, pero al menos esta vez di una excusa razonable y agradecí la gentileza, admito que esperé que insistiera, pero no lo hizo.
Al día siguiente, mis amigos y yo tomábamos una cerveza en un bar de la playa, cuando lo vi dando un paseo en bicicleta y detenerse en una heladería de en frente, al mismo tiempo, un niño como de seis años también en bici, compró un helado. Observé como los dos iniciaron conversación y al poco rato estaban riendo a carcajadas, hasta que vino un señor alto que parecía ser el papá del chico y se lo llevó de mal humor. Eso fue suficiente para que yo bajara la guardia y buscara la oportunidad de que me volviera a invitar. Fue inútil, entonces descubrí que los judíos también son dignos, así que terminé invitándole yo.
Un café turkish con baklava una mañana, cerca del muelle de Yaffo, y otro espresso en las terrazas del Opera Tower después de comer spaghetti una noche, fueron suficientes para concluir que mi abuela y los judíos no se parecían tanto como pensaba. Pero aún quedaba más por descubrir.
La invitación al tercer café llegó, e incluía cena y otras cosas en su departamento. Y como ya dije, eso de los pecados yo lo tenía bien claro todo el tiempo. Así que haciendo caso a la infalible voz de mi abuela, dije un “no gracias, hasta ahí nomás, yo ya me tengo que ir”. Y en efecto me fui, para Bersheva, venciendo las tentaciones de la carne. Pero me quedé pensando y pensando, en las monjitas de mi escuela, en el catecismo, en el libro de cantos Ritmos del Pueblo de Dios, y por supuesto en mi abuelita y los famosos judíos y en especial en uno no tan famoso que gustaba del café y los helados.
Dejé a mis amigos en Bersheva y regresé sola a Tel Aviv, con una sensación confusa en mi pecho, en el estómago, y un poco más abajo. Me volví a hospedar en el Momos. Ni una cara conocida, nadie que me ayude con el idioma, y, con el teléfono tan a la mano. Hice la llamada que mi abuela decía no debía hacer, y esa misma noche un taxi me condujo a un departamento donde me esperaba ese tercer café. Fue una buena decisión, -uno de los mejores que he probado-.Los discursos de mi abuelita y los mitos sobre los judíos, se iban desmoronando.
Antes de salir del departamento, él me preguntó- “¿por que viniste?” “¿Es que estás sintiendo algo por mí?” Yo le respondí, con una sinceridad desconocida, quizá porque estaba a punto de dejar el país y no me importaba lo que pensara, o talvez porque finalmente mi abuela decidió callarse para siempre, o porque se desvanecieron las sensaciones confusas, no sé, pero la respuesta salió espontánea: “No, nada de eso, creo que solo necesitaba un poco de sexo, eso es todo” El se quedó mirándome con sonrisa de satisfacción, como si encontrara algo exótico digno de mostrar y dijo, “mi familia debe conocerte”.
En efecto, fui invitada a la cena del shabat, con toda su judía familia en pleno, incluida la abuela. Ignoro lo que les dijo de mí, pero me dieron el trato de invitada de honor, de nuera predilecta, de doncella sin pecado, que es exactamente como yo me empezaba a sentir.
Bernarda Gui
martes, 6 de mayo de 2008
Un punto para Disney
Jack Sparrow es un héroe de película algo peculiar sobre todo para Disney, es un bueno que traiciona a sus amigos, miente, es sucio y desconfiable, a pesar de su nombre no luce occidental, tiene el cabello rastafari y los ojos pintados al estilo hindú. Su comportamiento no es lógico, más bien algo infantil, caprichoso, impredecible y con ciertos amaneramientos en los gestos. No es la figura típica de un héroe de películas para niños pero en ningún momento los espectadores dudan de la bondad del capitan Sparrow.
Los villanos tampoco son típicos, estos lucen colores claros y limpios, hablan con propiedad y respetan las leyes quizás porque ellos mismos las escriben, son de raza blanca y educados como Lord Cutler Beckett, quien es el Jefe de la East Indian Company, una transnacional que domina el comercio en todo el mundo y que sabe que tarde o temprano todos caerán bajo el poder del comercio y el dinero incluso los reyes y sus naciones. Beckett es un hombre que es extremadamente eficiente en su trabajo, sabe que hacer y no duda en hacerlo, es un ejecutivo implacable, siempre camina en línea recta hacia el siguiente escalón y pronto no habrá ningún escalón más que subir.
El secreto del éxito de la East Indian Company no está solo en su poder económico sino en que saber manejar las leyes (tanto las civiles como las morales) y hacerlas trabajar para su beneficio. Manejarlas incluye no creer ciegamente en ellas, ese es un escrúpulo que no pueden darse el lujo de tener, pues la fe en la legalidad siempre es para el otro, para el ingenuo que cree que la ley busca imponer justicia.
Sin embargo los sucios piratas que surcan los 7 mares de Disney no siguen las reglas y por tanto son una amenaza, así que por ley se condena a muerte a todo pirata y a todo a quien sea su cómplice o simpatizante, además se elimina el derecho a defensa a los sospechosos de piratería, así como su libre asociación y otros derechos… La ley es la ley y todos deben ayudar a cumplirla y el que no, será acusado de piratería… ¿No le suena conocido?
Jack Sparrow a pesar de sus defectos da muchas luces de humanidad, el no está seguro de nada pero al final del día acabará haciendo lo justo, no en términos de legalidad sino de su propia experiencia y sentir. En contraste, Beckett es tan perfecto que no es humano, para el la justicia es la del mercado, para tenerla hay que ganársela, ningún profesor de management podría reprocharle nada, es más, podría ganar millones dando conferencias alrededor de mundo y no se diga de vender libros de superación personal. ¿Moraleja? No se si la hay, vea usted la peli y ahí me cuenta. A mi me pareció buenísima.
Francisco Barreto
lunes, 5 de mayo de 2008
Defensa de la mediocridad
Odio darle la razón a quienes desprecian la teoría de Darwin sobre la evolución, pero resulta que, de ser cierta, más de la mitad de los que poblamos el planeta ni siquiera deberíamos estar aquí. Según el venerable barbudo, sólo prosperan las especies más aptas, las más fuertes, las que se adaptan, en una palabra las triunfadoras. Yo digo que no, digo que las que sobreviven son las mediocres.
El discurso de moda habla de buscar la excelencia, habla de éxito profesional, familiar, social, económico, etc; la lógica de la educación actual no es formarnos para aportar a la sociedad sino para sobresalir y llegar a la meta antes que cualquiera, si nadie más que nosotros lo logra, mejor. La competencia es común a las especies, pero la nuestra elevó ese rasgo a valor supremo que acciona todos los demás, gracias a eso trabajamos el triple y ganamos la mitad con la promesa de tener el premio al final de la meta. Como llegar al paraíso más o menos. Lo que vale cuesta, lucha por alcanzar tus metas, la justa recompensa a nuestros esfuerzos, son frases que oímos muy seguido, y en los últimos años se posicionaron como una especie de mantra que nos acerca a la victoria y la felicidad.
Pero veamos, si sólo unos pocos ganan y los demás se quedan pasmados, no pasará mucho antes de que los perdedores, los mediocres, se cansen de tanta perfección de los ganadores, se organicen y finalmente les suenen a los sobrados que están arriba. Esto puede sonar a comunismo o anarquía, pero son solo dos niveles dealgo más grande. Si se refina la premisa evolutiva quedará una sola especie dueña de todo y recién ahí se dará cuenta de que los demás “si han servido”; es un poco lo que nos está pasando a los humanos ahora, nuestro error consiste en creer que somos la cúspide de la evolución. Capaz que lo mismo pensaron los dinosaurios…
Yo digo que el equilibrio natural del planeta es la mediocridad porque no aspira a demasiado, no trata de acumular y se conforma con lo que venga. La mediocridad es noble porque no se enoja cuando el otro gana, es desprendida porque no le interesa poseer más allá de sus necesidades. También es pacífica, pues nunca peleará a muerte por cosas que finalmente se podrían conseguir de otra manera, y esa búsqueda del método alternativo y más cómodo le dota a la mediocridad de un espíritu creativo.
Personalmente no me preocupa pasar a la historia del diseño, del arte o la fotografía, no quiero tener el blog más leído, acepto que será difícil rodearme de las mujeres más bellas y comer todos los días en los mejores restaurantes. Lo que tengo ahora está bastante bien y trabajo lo razonable para tener algo más aunque no estoy dispuesto a sacrificar mi salud y mi familia por alcanzar el éxito profesional, para qué si lo que hago me gusta y funciona muy bien, prefiero mejorar a mi ritmo y buscar un otros caminos a ganarme un premio (salvo el lotto), trato de ver el costo-beneficio con parámetros menos monetarios y confío en que mi mediocridad ayuda a mantener el equilibrio universal.
Serán argumentos mediocres pero no importa, escribir un gran editorial tampoco estaba en mis planes.
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miércoles, 30 de abril de 2008
El divorcio de Osamaka
Finalmente se divorció mi amiga Osamaka. Ya era hora. Francamente, llegué a pensar que no sería capaz. Ella dice que fue un divorcio exitoso. Supongo que se refiere al Land Rover negro, y a la cuenta de banco. No estoy segura. En todo caso, lo hizo, terminó con su cuento de hadas por voluntad propia. Digo cuento de hadas porque solía presentarse como la princesa Fiona; por vivir en muy muy lejano y por estar casada con un ogro.
La verdad ya me tenía harta con la misma cancioncita; que ya no aguanto más a ese bruto, que aquí se termina todo, que esta vez es definitivo, que del próximo mes no pasa, que después de que Amelita termine el cole, en fin, pretextos no le faltaban para postergar su final feliz. Aunque, siendo sincera, yo nunca supe a ciencia cierta, por qué se quejaba tanto del marido, dicen que “Dios le da barba al que no tiene quijada”. Yo con uno así, me daría por bien servida. Si parece un manso palomo, y hasta donde sé,le consentía todo; hasta se hacía el desentendido con lo del personal trainer y vaya que a mi amiga le gustaba entrenar. En fin yo cumplí con escucharle y fingir que comprendía su tragedia.
Veamos a que se dedica ahora con Amelita en el extranjero, y sin el estorbo del marido. Ya me contó que anda deprimida, que no puede dormir, que no tiene ganas ni de ir al gimnasio y eso, es raro. Seguro ya vendrá a llorarme su soledad, porque así es ella, nunca está satisfecha con lo que tiene.
La verdad ya me tenía harta con la misma cancioncita; que ya no aguanto más a ese bruto, que aquí se termina todo, que esta vez es definitivo, que del próximo mes no pasa, que después de que Amelita termine el cole, en fin, pretextos no le faltaban para postergar su final feliz. Aunque, siendo sincera, yo nunca supe a ciencia cierta, por qué se quejaba tanto del marido, dicen que “Dios le da barba al que no tiene quijada”. Yo con uno así, me daría por bien servida. Si parece un manso palomo, y hasta donde sé,le consentía todo; hasta se hacía el desentendido con lo del personal trainer y vaya que a mi amiga le gustaba entrenar. En fin yo cumplí con escucharle y fingir que comprendía su tragedia.
Veamos a que se dedica ahora con Amelita en el extranjero, y sin el estorbo del marido. Ya me contó que anda deprimida, que no puede dormir, que no tiene ganas ni de ir al gimnasio y eso, es raro. Seguro ya vendrá a llorarme su soledad, porque así es ella, nunca está satisfecha con lo que tiene.
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martes, 29 de abril de 2008
Defensa de la fisiología sin excepciones
¿qué es la vida?
Esta es la cuestión, para algunos la vida es simplemente un asunto fisiológico: respirar, un corazón que late, sangre fluyendo por las venas, etc. Para la gente que piensa así, la defensa de la vida es algo muy definido, salvar a toda costa lo más que se pueda de un cuerpo fisiológico, prohibir sin excepciones la eutanasia y el aborto. Esto se vuelve un dogma muy cómodo y como todo dogma es imposible de verse desde dentro, el dogma solo lo vemos quienes no pensamos así, desde dentro, esa idea dogmática luce como cosa lógica, obvia e inobjetable.
la tierra es el centro del universo, inobjetable en su momento. La tierra es plana, inobjetable en su momento, la defensa de la vida sin excepciones, inobjetable en este momento.
El problema no está en la defensa de la vida, creo que todos estamos de acuerdo en ello, lo cuestionable es que al decir sin excepciones se vuelve una ley ciega y autoritaria incapaz de analizar situaciones particulares, aplicándose sin importar si beneficia o afecta alguien.
Pero la vida no es solo la fisiología de un cuerpo sino fundamentalmente lo que haces con el, es decir, la vida familiar, la vida personal, la vida social, la felicidad o la infelicidad que logres. Esa vida es la que valoramos, si vale la pena que el cuerpo "funcione" es por eso, ¿de que me sirve estar respirando con respirador artificial pero sin actividad cerebral alguna?. Personalmente he pedido ya a mis hermanos y amigos que si me llega a ocurrir algo así, me concedan un último gran favor: que tengan la generosidad de desconectarme. De esa vida no hablan los defensores de la fisiología sin excepciones, no les importa la calidad de vida de la madre ni del niño, ni un ser humano que quiere tener la posibilidad de una muerte digna, solo les importa su dogma.
La cruzada ciega de la defensa de la vida sin excepciones es un fruto lógico de una sociedad que conjura a la muerte como si fuera algo malo, la medicina ha avanzado tanto que la muerte deja de verse como un acto natural y pasa a ser una falta de conocimiento técnico. Lamentablemente, desde esta visión, la muerte se ha vuelto selectiva ya que vivir o morir no depende de "la voluntad de Dios" sino del acceso que tengas a la tecnología y todos sabemos que eso es cuestión de dinero. Tal como leí esta mañana en un grafitti: todas abortamos, las ricas van a Miami y las pobres a la tumba.
Y es verdad, sean legales o no, los abortos se dan, la supuesta defensa de la vida tal como lo plantea la Queirolo es cosmética, no busca el bien del otro ya sean los niños por nacer o las madres, solo tranquiliza su propia conciencia y la de la gente que la apoya, remplaza con un dogma curuchupa una discusión que debería ser mucho más compleja.
Hoy ya es ilegal el aborto en este país y la ley no ha solucionado el problema, todo lo contrario lo empeora, ya que orilla a miles de mujeres a recurrir a insalubres clínicas clandestinas o peor aún, a tratar de sacarse el feto de cualquier manera y a cualquier costo incluso el de su vida. Pero por si el panorama ya no fuera lo suficientemente tétrico, con la ley "sin excepciones" de Queirolo ni siquiera podrán efectuarse los abortos o legrados terapéuticos, en otras palabras, un médico no podrá salvar la vida de una madre con embarazo extra uterino porque sería ilegal hacerlo. Entonces, muchas mujeres morirán con un feto descompuesto dentro de su cuerpo.
En resumen, la supuesta defensa de la vida sin excepción terminará matando a más gente de la que salva, así que espero que Doña Rosana Queirolo pueda aguantar todas esas muertes en su conciencia. Pero la conciencia de Queirolo le corresponde a Queirolo, y ¿que tal la suya?, ¿aguantará usted todas esas muertes en su conciencia? o ¿Piensa hacer algo al respecto?.
Andrés Chiliquinga
lunes, 28 de abril de 2008
Los que dan decidiendo
Vida y muerte. Ya es una obviedad decir que no son conceptos opuestos sino complementarios, que al nacer se empieza a morir, etc. Lo que me preocupa, otra vez, es la apropiación de estos conceptos y su utilización, en este caso por parte de los modernos guardianes de la moral, los gurús del correcto vivir. Esos que deciden solitos por todos los demás.
Me cabrea la actitud de los grupos pro-vida que ven todo en blanco y negro y tildan a los que defienden el derecho a la libre elección como asesinos y enemigos de la vida, mientras ellos se presentan como únicos representantes de lo bueno, bello y verdadero.
Reducir tramposamente la discusión a un debate entre buenos y malos es patético pero lamentablemente efectivo. Una vez más me parece sólo cuestión de comodidad: es más fácil servirse del amarillismo y mostrar imágenes a todo color y con zoom incluido de fetos destrozados que debatir la educación sexual, el derecho al placer y otros temas que ruborizan a estos gurús. Los mismos que tan apasionadamente hablan del derecho a la vida no tienen empacho en defender con la misma pasión y la misma cara de tabla la instauración de la pena de muerte como solución a la delincuencia. Sospecho que también, aunque nunca lo digan, estarán a favor de cortarles las manos a los ladrones por ejemplo. Claro que esto último es un prejuicio de mi parte, pero como decía antes me cabrea que el derecho al aborto, la decisión sobre la propia vida y el cuerpo esté dictada por hombres que no se embarazan, por curas y monjitas que no tiran (bueno, ése es otro tema), por doñas bien o mal casadas que no conocen más disfrute que el juzgar y mandar vidas ajenas y por modelitos bravísimas que condenan el derecho a decidir de otras mujeres, pero bien que gozarán lo suyo con todas las herramientas a la mano.
Lo mismo pasa con la eutanasia, también conocida como el derecho a bien morir. “Sólo Dios tiene derecho a terminar una vida” nos dicen, nuevamente salta el cassette de la defensa plana de “la vida” y la acusación de asesinos para quienes se atrevan a sugerir la opción de terminar un sufrimiento tal vez inútil. Si en el caso del aborto dicen que no se puede terminar con una vida inocente que no tiene forma de defenderse, para la eutanasia el cuento no funciona y da lo mismo, no se puede porque… no se puede nomás. Se invoca otra vez la presencia suprema de dios, el castigo divino que nos espera por arrogarnos funciones que no nos competen. Como si estar atado de por vida a máquinas que nos ayuden a respirar o comer, confinado a una habitación sin poder moverse o padecer dolores insoportables la mitad del día y la otra mitad vivir semiinconsciente por la medicina que alivia el dolor fuera algo digno, como si obligarles a estar junto a nosotros en esas condiciones fuera un gesto caritativo y humanitario.
Mientras tanto los gurús, desde su mundo perfecto y ordenado, condenan a cientos o miles de enfermos con plena conciencia de sus decisiones a aguantar una existencia vegetal o dolorosa, así como condenan a millones de madres con sus hijos a pasar una vida dura, infeliz y a veces peligrosa, les obligan a aceptar a punta de gritos y afiches morbosos su derecho a la vida. Lo que más me asquea es que a ese grupo de gente egoísta y torpe, a esas hordas de pastores, modelitos y otros personajes, les importa un bledo la vida de las supuestas víctimas. Su verdadera motivación es la necesidad de calmar su conciencia, de creerse buenos, bellos y verdaderos defensores de valores supremos, en fin, lo que se dice creerse buenos cristianos y rectos ciudadanos. Pura caridad.
miércoles, 23 de abril de 2008
Receta (fragmento)
...Bueno, sigamos en lo nuestro, pongo harina en una cacerola, sal…, pimienta…, nuez moscada…, Sofreímos las cebollas…, el ajo, un poco de azúcar moreno…., jugo de lima… ¡de-li-cio-so!…, envolvemos la carne en la harina…mmm y a la olla. Tal como la hacia papá. ¡Es una gran receta!
…Me alegra que te gustara tanto la cena. ¡Hasta te repetiste la ración mamá! Igual que en los viejos tiempos. La carne tierna, aromática... moza rubia de trece años recién cumplidos, tal como dice la fórmula, con sus jugos intactos. Claro que a papá le quedaba mucho mejor. Es que él tenía la suerte de encontrarlas silvestres y mejor alimentadas.
Te confieso que no fue fácil lograrla en su estado justo. Ya sabes que no hay que asustar la presa porque el miedo pone la carne amarga y el sufrimiento la pone ácida. Meses de paciencia y perseverancia, hasta el golpe certero del último día. Por eso el guisado quedo perfecto. Ni ácido, ni amargo, ¡soberbio!
Bueno, con tu permiso, voy por el café.
Samuel Riel
…Me alegra que te gustara tanto la cena. ¡Hasta te repetiste la ración mamá! Igual que en los viejos tiempos. La carne tierna, aromática... moza rubia de trece años recién cumplidos, tal como dice la fórmula, con sus jugos intactos. Claro que a papá le quedaba mucho mejor. Es que él tenía la suerte de encontrarlas silvestres y mejor alimentadas.
Te confieso que no fue fácil lograrla en su estado justo. Ya sabes que no hay que asustar la presa porque el miedo pone la carne amarga y el sufrimiento la pone ácida. Meses de paciencia y perseverancia, hasta el golpe certero del último día. Por eso el guisado quedo perfecto. Ni ácido, ni amargo, ¡soberbio!
Bueno, con tu permiso, voy por el café.
Samuel Riel
martes, 22 de abril de 2008
hombres (y mujeres) de poca fe
Puede sonar ridículo pero aún me sorprendo de que los aviones se mantengan en el aire, pienso en eso mucho más cuando estoy dentro de uno de ellos, me parece incoherente que algo tan pesado tome viada, suba y no caiga estrepitosamente como lo haría cualquier otra cosa del mundo real que conozco. Entiendo como funciona un automóvil, una chispa origina una explosión de combustible en un compartimiento cerrado y la energía escapa empujando un émbolo o pistón que a su vez mueve un rotor, en otras palabras la energía de la explosión se canaliza para mover un motor, hasta ahí la ciencia es una cosa entendible, pero cuando se habla de esas cosas de la aerodinámica y termodinámica, de la velocidad de las corrientes de aire y la presión atmosférica, las explicaciones solo suenan bien en la pizarra de cuarto curso, pero ya dentro del avión la cosa es diferente.
Antes era más fácil, porque incluso volando en clase económica tenías derecho a algún traguito y eso calmaba el ansia de entendimiento científico. Pero ahora, como uno viaja en plan chiro y los tragos cuestan, tiene que buscar consuelo en la razón y es entonces cuando entro en pánico. La razón me dice que nada de tanto peso esta destinado a subir, que los metales no vuelan, que las cómodas butacas con espacio para estirar los pies no vuelan, que en la naturaleza no hay ningún pájaro que con sus alas tiesas y sin batir se eleve del piso. Luego, para rematar pienso en los muchos accidentes aéreos que he visto en la televisión, desde los primeros intentos de los hermanos Wright hasta el de Cubana de aviación.
Uy no, volar es toda una tragedia sobretodo en clase económica, para ser sincero, si no llego a escaparme o volverme loco en un avión, no es porque entienda como funciona esa magia de la aviación sino porque creo que si tanta gente lo usa supongo que debe funcionar o como diría Facundo Cabral, millones de vacas no se pueden equivocar. Y pensándolo bien yo también soy una vaca, porque soy parte de la la masa que otros verán para tomar el valor de subirse a un avión, nos repetimos eso de que las estadísticas dicen que es más seguro viajar por aire que por tierra y nos subimos, las primeras veces con miedo y si eres viajero frecuente el volar se vuelve algo trivial y ya ni piensas en ello. Pero me pregunto, ¿cuántos de los millones de personas que suben a un avión entienden realmente como funciona?, la verdad, creo que muy pocos quizás ni los pilotos.
Cuando nos trepamos a esos aparatos voladores arriesgamos lo más preciado: nuestras vidas, y no lo hacemos por que nos es obvia la aerodinámica sino porque todo el mundo lo hace y sería muy provinciano no hacerlo.
La promesa de la modernidad nos hablaba de el dominio de las adversidades de la naturaleza por medio de el ingenio y el conocimiento, del desterrar los mitos y supersticiones reemplazándolos por la razón. En efecto la cruzada racionalista nos ha llevado bastante lejos pero seamos honestos, los mitos no se han desterrado, los dogmas siguen tan vigentes como siempre, solo que ahora son otros y se visten de cientificidad, se demuestran en estadísticas y estudios en los que tenemos fe como antes se tenía fe en los rezos de los shamanes o en Dios mismo. Nos subimos a los aviones como acto de fe en la ciencia, en la sociedad, es más, en la seriedad de una compañía aérea o sea en una marca.
Este no es una alegato contra la fe, todo lo contrario, creo que en la persistencia de ella a pesar de la racionalidad se comprueba su importancia y el error de la miope mirada occidental que degradó a los mitos y creencias místicas a folclore o prácticas barbáricas sin darse cuenta que ella también la usa.
Me gusta tener fe, no creo en un dios, pero hallo seguridad en muchas cosas que no entiendo y no veo como podría vivir de otra manera.
lunes, 21 de abril de 2008
Compro ideología poco o mediano uso
Careperro. Aburrido. Malgenio. Muchas veces uno se precia de ser medianamente escéptico, se enorgullece de no comerse el cuento, se envanece por tener dos o tres ‘ideas propias’ (y vaya usté a saber qué es eso). Lo que ningún sabido nos dice es que esa pretendida libertad viene acompañada del tedio, al menos en mi caso. Así que decidí dejar de lado tanta sospecha y humildemente anuncio: SE COMPRA UNA CAUSA.
No importa que sea causa perdida, ideología de cafetín o religión apocalíptica. La única condición que pongo es que me convenzan, que me abran los ojos, que logre ver la luz de la verdad y me ponga a su servicio. Me ofrezco cual soldado mercenario o pirata desocupado al mejor postor. Esa es la parte difícil, a veces se abren puertas por las que es difícil volver y cuando uno le busca las costuras a todo discurso pierde también la capacidad de apasionarse, de entregarse. Admiro y envidio por igual a las personas convencidas de alguna causa como el catolicismo, la revolución, el movimiento rockero o la defensa del mono marsupial; me encantaría reunirme con un grupo de personas para perseguir un fin determinado que traiga paz y bienestar aunque sólo sea a sus miembros (por cierto: ¿hay alguna asociación de hedonistas de Pichincha?)
El asunto es que me volví demasiado desconfiado o demasiado tolerante, un poco cínico, seguro. Pasadas por ese filtro casi todas las ideologías pueden ser tibias, ingenuas, inútiles, caducas, ridículas, perjudiciales, antipáticas, no sé, hay tantas etiquetas disponibles y que finalmente pueden ser nada más un pretexto, que el resultado es el mismo: no me caso con ningún grupúsculo, no lanzo piedras con ningún encapuchado, me da pereza unirme a un club de fans, en resumen, y citando a Marx, no entro en ningún club que me acepte como miembro. Por lo pronto me siento tentado a crear una religión politeísta en honor a Jack Sparrow, pero afinar los detalles también me da pereza.
Eso sí, de antemano enumero algunas etiquetas que no estoy dispuesto a comprar ni en el peor de los aburrimientos:
- Socialcristiano y sus variantes
- Golfista
- Marketinero
- Vegetariano
- Abstemio
- Liguista o Barcelonista (puajj!!)
- Fan de Maná o Arjona (doblepuajj!!)
- Usuario de PC
Escucho ofertas y agradezco de antemano la atención prestada a la presente queja lastimera.
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lunes, 14 de abril de 2008
Sobremesa
BUSQUEDAS INÚTILES
¿Por qué existimos? ¿De dónde vengo? ¿Qué es la vida? ¿Qué pasa después de la muerte? La búsqueda de respuestas existenciales desde tiempos primitivos, nos ha llevado a un largo peregrinaje por argumentos desde Dios, hasta la filosofía o la ciencia, que finalmente cumplen el papel de explicar lo inexplicable bajo conceptos de duración limitada. Lo que hoy llamamos mito, en alguna época pudo ser considerada una verdad absoluta. Que más da si es el Budismo Zen, La Metafísica, o Matrix, la que nos provee del andamiaje interior necesario para dar sentido a nuestra vida, todos prestan el mismo servicio: justificarnos como seres racionales, y proporcionar una agradable sensación de pertenencia a un grupo determinado. Después de todo el gran supermercado de conceptos tiene variedad para todos los gustos, ajustables a la medida del usuario y cada vez son más novedosos y sofisticados, pero curiosamente todos traen la misma advertencia: “úsese con fé”. Como todo producto de consumo masivo; se gastan y terminan desechándose para reciclarse algunos como tradición, leyenda, folklore o ficción.
Sobrevivimos gracias al instinto. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos igual que el resto de seres irracionales, que no se han dado la molestia de pensar en estas cosas. ¿A dónde nos llevan los cuestionamientos, la sed de sabiduría? No hemos explicado la vida, ni hemos evitado la muerte. Inventamos la rueda, las carrozas, los motores, los aviones, los cohetes, y las mismas preguntas continúan sin respuesta.
Duda (fragmento)
Y cuando aún caminaba sobre el agua,
derribaste al pastor de una pedrada,
fue certero tu intento homicida,
murió un dios y nació un ciudadano,
han huido las ovejas rebaño.
Atrapada he quedado, lo has logrado,
en tus crípticos lenguajes de iniciados,
de famélicos conceptos coherentes,
fiel devota de un destino que no existe,
arrinconada entre liturgias y chakanas.
Sor Rita de San Marcos
¿Por qué existimos? ¿De dónde vengo? ¿Qué es la vida? ¿Qué pasa después de la muerte? La búsqueda de respuestas existenciales desde tiempos primitivos, nos ha llevado a un largo peregrinaje por argumentos desde Dios, hasta la filosofía o la ciencia, que finalmente cumplen el papel de explicar lo inexplicable bajo conceptos de duración limitada. Lo que hoy llamamos mito, en alguna época pudo ser considerada una verdad absoluta. Que más da si es el Budismo Zen, La Metafísica, o Matrix, la que nos provee del andamiaje interior necesario para dar sentido a nuestra vida, todos prestan el mismo servicio: justificarnos como seres racionales, y proporcionar una agradable sensación de pertenencia a un grupo determinado. Después de todo el gran supermercado de conceptos tiene variedad para todos los gustos, ajustables a la medida del usuario y cada vez son más novedosos y sofisticados, pero curiosamente todos traen la misma advertencia: “úsese con fé”. Como todo producto de consumo masivo; se gastan y terminan desechándose para reciclarse algunos como tradición, leyenda, folklore o ficción.
Sobrevivimos gracias al instinto. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos igual que el resto de seres irracionales, que no se han dado la molestia de pensar en estas cosas. ¿A dónde nos llevan los cuestionamientos, la sed de sabiduría? No hemos explicado la vida, ni hemos evitado la muerte. Inventamos la rueda, las carrozas, los motores, los aviones, los cohetes, y las mismas preguntas continúan sin respuesta.
Duda (fragmento)
Y cuando aún caminaba sobre el agua,
derribaste al pastor de una pedrada,
fue certero tu intento homicida,
murió un dios y nació un ciudadano,
han huido las ovejas rebaño.
Atrapada he quedado, lo has logrado,
en tus crípticos lenguajes de iniciados,
de famélicos conceptos coherentes,
fiel devota de un destino que no existe,
arrinconada entre liturgias y chakanas.
Sor Rita de San Marcos
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